Vicente Tirado cierra una época
Es una impresión a vuelapluma. Vicente Tirado ha sido el secretario general de la mejor época del PP de Castilla-La Mancha, los más felices años vividos por los populares de la región. Es decir, Tirado ha sido el mejor número dos que ha tenido el PP castellano-manchego hasta este 2018. Lo que tenga que venir ya se verá pero Vicente Tirado, bajo el liderazgo de María Dolores de Cospedal, ha sido el secretario general que ha unido, organizado y cohesionado al PP de Castilla-La Mancha como nunca antes, con una fortaleza interna, una capacidad de trabajo y una unidad desconocidas entre los populares castellano-manchegos en épocas anteriores. Cospedal y Tirado no sólo fueron capaces de convertir al PP en el primer partido en votos de Castilla-La Mancha y llevarlo a la Presidencia de la Junta por primera vez en la historia de la región, sino que también fueron los artífices de la imprescindible ruptura con un pasado en el que este partido se limitaba a ser de forma complaciente una simple correa de transmisión del poder socialista en la comunidad, un grupo acomodado tan ricamente en la oposición sin más ambiciones ni aspiración que obtener el plácet y las prebendas de Pepe Bono y su gente y no llegar nunca a nada más, ni falta que les hacía.
Tirado, a las órdenes de Cospedal y con un visión nueva de la política castellano-manchega, rompe con la naftalina y desarrolló todo un sistema de fontanería interna y una estructura política que ha dado muchos éxitos al PP regional y le mantiene todavía a día de hoy como la primera fuerza en votos y en escaños, y ciertamente con posibilidades de volver a ganar en mayo de 2019, ahora con Paco Núñez como líder y candidato a la Presidencia de la Junta. No sólo es Tirado el político más alegre y simpático de la región, el tío con más salero de la política castellano-manchega, sino que supo imprimir al PP una filosofía interna y una dinámica que ha supuesto un antes y un después y que ahora servirá a la nueva dirección como base sobre la que construir su propio futuro. Con Tirado el PP dejó de ser un partido perdedor, y felizmente acomodado en la derrota, para convertirse en una fuerza ganadora con una maquinaria engrasada y ágil que funciona como eficacia y una enorme ilusión. Tal vez sea esta una de las mejores herencias que Paco Núñez recibe de esta época que ahora finaliza: un partido fuerte que, ahora sí, aspira a ganar y gobernar y que no ha vuelto a ser nunca más complaciente ni contemporizador con el poder socialista, y esta es una de las razones evidentes de la inquina que el PSOE regional siempre profesó a Cospedal. Está claro que Tirado ha sido uno de los grandes artífices de este éxito sobresaliente y por eso ayer su despedida en el congreso regional fue tan apasionada.
Ahora Vicente Tirado, en fin, da un paso a un lado, se retira de la primera fila del PP castellano-manchego y deja paso a otra generación, pero su trabajo durante la última década ha marcado un tiempo que los populares sólo pueden recordar con cariño. El mayor socarrón de la política regional, mano de hierro con guante de seda, infatigable organizador, cierra una época en el PP y deja un rastro de ilusión y horizontes políticos que ahora los nuevos dirigentes deben asumirlo como un reto y un ejemplo. Y tal.