Pedro Sánchez arrasará en las elecciones generales
No contemplo otra opción. El presidente Pedro Sánchez ganará las elecciones generales del 28 de abril, arrasará a sus rivales y gobernará la próxima legislatura tan ricamente. Que ocurra otra cosa fuera de este pronóstico sería el mayor ejercicio de incompetencia política visto en la democracia española y el talento de Sánchez ya nos tiene demostrado que es capaz de sobrevolarse y resucitar con éxitos que parecían imposibles. Sánchez ha puesto en marcha de la forma más descarada e ilegítima el uso propagandístico y partidista de la maquinaria del Estado y de toda su potencia política, institucional, económica y administrativa, y lo ha hecho a favor de su persona, su proyecto y su partido, de manera si no es capaz de ganar y gobernar con todos estos medios y su poderoso influjo tendremos que llegar a la conclusión de que políticamente es un incompetente de primera categoría.
Y yo eso no lo creo. Pedro Sánchez puede ser un vividor político de actitud detestable pero tiene una inteligencia natural vivísima para la supervivencia a cualquier precio, además de una sorprendente pulsión para la propaganda sólo comparable tal vez a la magnitud del ego que viene demostrando, especialmente a partir de su llegada a la Moncloa en junio del año pasado. Si no es capaz de gobernar después del 28 de abril sufrirá una derrota personal, más allá de la política, que no sería capaz de explicarse a sí mismo, y esa posibilidad le empuja a quitarse todo el lastre de los escrúpulos de cualquier clase para ganar, gobernar y seguir fundando el mundo y España y el PSOE. Hacer historia le queda corto a su talante y ahí le vemos a Adán Sánchez haciendo lo que sea con tal de sentirse feliz el domingo de las elecciones por la noche.
Todas estas circunstancias llevan ya tiempo en los periódicos y sólo hay que echarlas un vistazo. Sánchez ha sacado la gigantesca artillería que el Estado ha puesto a su servicio y no va a dejar de utilizar ni una para intentar garantizarse el éxito electoral. La victoria es su única consigna y desde el Consejo de Ministros hasta los recursos de los Ministerios, pasando por los decretazos disfrazados de "viernes sociales", el Centro de Investigaciones Sociológicas o los medios públicos de comunicación, todo el gran aparato gubernamental que pagamos los españoles ha sido dispuesto por Sánchez para que ruede a su favor y las instituciones públicas se pongan al servicio personal de un presidente, de un partido y de un objetivo electoral. Es rotundo. Que sea legal, si es que lo es, no impide que sea a la vez ilegítimo y democráticamente vergonzoso.