Golpe demoledor de Page
El golpe escenificado este jueves por Page ha sido demoledor para el PP de Castilla-La Mancha. Tácticamente un golpe maestro que deja en la práctica sin poder al partido de Paco Núñez en la región y que, de paso, desactiva el protagonismo que Ciudadanos quisiera tener desde su nuevo grupo parlamentario en las Cortes castellano-manchegas. El gran pacto municipal formalizado por el PSOE con Ciudadanos en toda Castilla-La Mancha no sólo manda al ostracismo y la melancolía a los populares, sino que coloca al partido de Albert Rivera en una comprometida posición antinatural de equilibrista que, aunque toca su punta de poder, deja tocada su imagen y su estrategia en la región. El golpe de Page ha sido completo y total y vuelve a explicarnos por qué el PSOE es el partido castellano-manchego eternamente hegemónico y gobierna una vez tras otra sin que nadie sea capaz de romper de verdad ninguna de sus fortalezas. Con muletas o sin ellas, el socialismo regional brilla siempre con su propia luz. La maquinaria socialista de Castilla-La Mancha, tras la rotunda mayoría absoluta de Page, ha vuelto a su mejor versión y de un plumazo de inteligencia estratégica se ha quedado con el bocado gigante de la tarta regional. El arte del trasmallo lo sabe utilizar el líder socialista como ningún otro dirigente castellano-manchego: a la vista está.
Lo que va a ocurrir este sábado en los ayuntamientos de Castilla-La Mancha, y lo que sucederá poco después cuando Page asuma de nuevo la Presidencia de la Junta, será una fiesta del poder para los socialistas y la ceremonial inauguración del nuevo tiempo de reinado del PSOE bajo un líder regional tan crecido como astuto y tocado mágicamente por una suerte real e inverosímil a un tiempo. La baraka de Page es tan verdad como la vida misma, pero tiene su porte de diseño, de pensamiento, de trabajo a tiempo completo todos los días del año. A ningún votante socialista se lo ocurriría reprochar ahora a Page haberse convertido una vez más en el rey de todos los mambos ni haber crecido más que ninguno, sencillamente porque eso sería una tontería y un contradiós, pero sí podría suponerse que aquellos que votaron a Ciudadanos no sabrán muy bien qué pensar en este momento sobre el destino final de su voto y lo que pudieron haber hecho con él. Los populares, por su parte, tendrán suficiente por ahora con rumiar su tristeza y ponerse a hibernar a la espera de tiempos mejores. Paco Núñez necesita tiempo, liderazgo y reflexión.
Así que Page es el verdadero triunfador de esta operación política clave en Castilla-La Mancha. Ha entrado a merendar con Albert Rivera y ha salido glotón. El PSOE de Page es el único que, salvo los arañazos cedidos a Ciudadanos, no pagará ningún precio importante ni parecerá sospechoso, ni quedará comprometido: sabe capitalizar sus éxitos y arramblar con los de los demás, como por cierto ha hecho siempre el socialismo castellano-manchego cuando lo ha necesitado. Ciudadanos tendrá que explicarlo todo y le va a resultar complicado. La vida es así: una historia de éxitos y desdichas, fracasos y alegrías, con sus dueños, su tiempo y su lugar. En la política Page es el increíble hombre creciente, un tío feliz, inteligente, sabueso, que juega con maestría y suerte sus cartas. La semana para él ha sido de gloria y así lleva la cosa la tira de años. Hay mucho político por delante.