Es importante que se oiga la voz de Page
Todo está en juego. A Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se les nota mucho la ambición de poder y el como sea. Lo llevan en su naturaleza y les salta a bote pronto en cada imagen que publican los telediarios y los periódicos. Estos abrazos de oso gigantón desbordan felicidad real y entusiasmo de nuevos pijos de la cosa pública y ministerial. Manda el ADN y ya hemos visto que Sánchez ha traspapelado su palabra y ha renegado de sí mismo sólo por seguir en la Moncloa.Mantener la moqueta del poder y viajar en Falcon por el mundo y con molonas gafas negras a lo Bond. Sánchez ya no está entre el 95 por ciento de los españoles a los que quita el sueño el propio Sánchez y ese quiebro fatal de la estadística lo ha llenado todo de impostura y de mentira. Pura palabrería, burda fachada, vulgar impostación. El gran teatro de la política en una versión especialmente surrealista y con guión rematadamente pobre. España se está echando encima este noviembre friolero y lluvioso y anda atribulada, nerviosa, cagona. Entre pillos anda el juego.
Y así las cosas, la gente no sabe qué pensar. Este PSOE que fue un partido de Estado sale ahora apostando por la extrema izquierda y lo que antes era un pacto imposible que ha costado seis meses sin gobierno y no sé cuántas decenas de millones de euros en unas elecciones repetidas se firma ahora en un día, sin explicaciones y con un espectacular arsenal de mentiras que enrojecería a los propios firmantes de la cosa si el cemento armado no fraguara tan rápido en según qué superficies del perplejo ruedo nacional. Melancolía de lluvia del 78 en adelante. Esta nueva izquierda tan viejuna nos ha metido tanto en vena la filfa de la memoria histórica que se nos olvida la memoria de ayer mismo y somos incapaces de entender a la hora de la cena el variado catálogo de falsedades que Sánchez e Iglesias nos intentaban embutir en mitad del desayuno. Es lo que tiene el mundo de hoy, que avanza a la velocidad de la luz: lo que esta mañana era imposible por nefasto llega a la noche travestido de exitazo político que asaltará los cielos y ustedes que lo vean. Valientes hombres de Estado, mientras el PP, por cierto y de momento, está tranquilamente asistiendo al espectáculo y no parece tener mucho qué decir: una pena detrás de otra.
Así que este es el contexto y la situación y a mí me parece estrictamente necesario que se estén oyendo discursos discrepantes en el PSOE extramuros del sanchismo. Actitudes alternativas frente a la apisonadora oficial del gobierno de coalición que Sánchez está preparando con la izquierda extrema que representa Iglesias y que viene agravada con los aderezos necesarios del separatismo. Es importante que se haya oído estos días, alta y resonante, la voz de Emiliano García-Page y otros como él, aunque en segunda vuelta venga matizada y tibia para ir apagando los incendios a medida que se prenden y no sobresaltar la circunstancia nacional más de la cuenta. Es imprescindible que se vea, siquiera levemente, que existe todavía un PSOE de dirigentes centrados y sensatos que no terminan de encajar el numerito del dúo de la peineta. Cierto es que esta pequeña rebelión de Page, o lo que sea, ni servirá de nada ni tendrá más repercusión que la esperanza, pero al menos nos recuerda que no estamos completamente locos y que tal vez no todo está perdido. No para siempre.