Autorretrato sin mí. Fernando Aramburu
Hace unos días leía un mano a mano entre Manuel Vilas y Fernando Aramburu. Lo mantenían en El cultural de El Mundo y, como es lógico, 'Ordesa' y 'Patria' eran las grandes referencias. También este 'Autorretrato sin mí' que publicó en marzo Aramburu y que en algún momento uno creyó que podría tener la intensidad vital del libro de Vilas. Hoy acabo de leer 'Autorretrato sin mí' y me parece que es otra cosa bien diferente. El de Manuel Vilas es una confesión desgarrada de un hijo y un homenaje a sus padres; el de Aramburu es, ante todo, un homenaje a la poesía que él mismo confiesa haber perseguido toda su vida. Nada que ver. Un libro duro y emocionante hasta las lágrimas el de Vilas; prosa poética sobre la vida el de Aramburu.
Y es verdad que uno y otro acaban contando una vida y acaban autorretratando al escritor, pero ni el tono, ni la forma ni el fondo tienen nada que ver. Son dos caminos que divergen desde la primera página. Este es un texto para amantes de la vida y de la poesía; 'Ordesa' es para cualquier persona que haya sido hijo y sea padre. No hace falta ningún esfuerzo especial para leerlo, sólo haber cumplido unos ciertos años. Eso sí, los dos saben de dónde vienen y como lo quieren decir. Pero Manuel Vilas arriesga en cada capítulo y Aramburu se tapa diluyendo su vida en la de cualquiera y envolviendo su autorretrato en los de todos. Demasiadas generalizaciones, demasiada poesía, si no es una herejía decirlo, pero en algún momento todo se vuelve previsible y ya leído, aunque el comienzo tenga una rotundidad que parece anunciar lo contrario: “Habito desde que nací en un hombre llamado Fernando Aramburu. No voy a quejarme. Hay desiertos peores. Este hombre me obliga a madrugar. Se ha ido metiendo en años. Tenía una melena que se le derramaba sobre los hombros. Hoy lleva, llevamos, los pensamientos al aire…”.
Hay otra cosa en la que uno y otro libro coinciden y es en la cortedad de sus capítulos, reducidos en Aramburu a la dimensión del poema que pretende ser redondo y rematado desde la primera línea a la última. En eso nadie se verá defraudado: es prosa poética de primera categoría pero con la contención suficiente para no rebasar la barrera del tópico manoseado. Esa quizá sea la mejor de sus virtudes. Poesía libre de retórica. Acercamiento a la vida. Eso sí, en el autorretrato sobran las generalizaciones. O se es o no se es. Ahí está lo peor.
Fernando Aramburu. Autorretrato sin mí. Tusquets editores, 2018. 184 páginas. 18 €. Servicio de préstamo de la Biblioteca Municipal José Hierro de Talavera de la Reina.