Diario último. Ignacio Carrión
De Ignacio Carrión hace unos meses leí 'Molestia aparte', los diarios correspondientes a 2001- 2005. En ellos, el que fuera corresponsal en diversos países de EFE, ABC, Diario 16 en varias ciudades de los Estados Unidos de Norteamérica y luego redactor jefe y enviado especial de El Pais, mostraba una parte de los cientos de cuadernos que desde 1961 había escrito cuando en Viena comenzó con sus diarios por sugerencia de sus psicoanalistas.
La primera entrega, 'La hierba crece despacio (1961-2001)', tuvo un relativo éxito pero quedó como uno de los mejores ejemplos de la literatura del yo por la sinceridad con la que abordó el dar a conocer lo que él confesaba era apenas el veinte por ciento de lo escrito en esos años. Todos esos cuadernos hasta el número doscientos, con el que acaba esta última entrega, están depositados en la Universidad de Valencia. Aquí se recoge el último año de su vida, 2016, marcado de principio a fin por la lucha contra el cáncer de pulmón que acabó con él. Cincuenta y cinco años de escritura y confesiones sin tregua para sí mismo ni para todo el que se cruzó en su camino.
Es verdad que estos últimos cuadernos los demás casi desaparecen y el lector asiste al espectáculo trágico de un hombre que prácticamente vive para su enfermedad. Radioterapia, quimioterapia, estancias hospitalarias y la lenta degradación de una vida que solo se mantiene por el amor a Chus, el amor de juventud, recuperado treinta años después y que fue el último amor de su vida. No hay nada más que le una a este mundo. Solo lucha por la vida en homenaje a su compañera en un periplo que a uno se le antoja deprimente y en el que pocas veces aparece la esperanza. No hay salida, pero a su pesar lucha contra la enfermedad sabiendo que tiene la batalla perdida. Poca literatura, poca vida y mucha muerte que ronda alrededor de un hombre que acaba confinado en su silla de ruedas y dependiendo “hasta para cagar” de los otros: su mujer y los cuidadores sucesivos que desfilan en el rito de su aniquilación física.
Y es que el Ignacio Carrión implacable con los demás apenas puede desprenderse de la realidad de su enfermedad. El relato de sus días es el clavario de un enfermo que pone el amor de su mujer como la única excusa para seguir luchando entre la cama, la silla de ruedas y el hospital. Y eso que los editores de estos diarios han añadido al final los escritos que a lo largo de este su último año dejó en su propio blog y en algunas de las revistas en que seguía colaborando.
No recomendable para deprimidos ni para alguien que esté pasando en su vida por un trance parecido. Duro, deprimente y terrible. Algún alivio en los artículos añadidos.
Ignacio Carrión. Diario último. 2016. Edición y prólogo de María Jesús Duato y Carlos García Santa Cecilia. Editorial Renacimiento, 2018. 260 páginas. 17,90 €.