Campo de retamas. Rafael Sánchez Ferlosio
Rafael Sánchez Ferlosio llamaba pecios a sus textos breves. Muchos de ellos podrían ser el comienzo de un relato, el fragmento de una novela o de un ensayo o el simple pensamiento, aforismo o máxima que se ha quedado en lo que es. Rafael Sánchez Ferlosio les da el nombre de pecios o “restos de una nave naufragada”, por esa naturaleza fragmentaria, no estructurada que tan bien va a su carácter y a su manera de entender la vida y la escritura.
Y es que uno removiéndose entre estos restos de naufragio se puede encontrar con cualquier cosa. Ferlosio era inclasificable y lo demostró a lo largo de una vida y una obra marcada por la contradicción permanente. Se puede leer una opinión contundente y en la página siguiente encontrarse con el desmentido más radical del autor sobre sí mismo. Al lector acostumbrado a sus artículos de prensa o a sus continuos experimentos de grafómano no le extrañará. Es Ferlosio en estado puro y en dosis letales y concentradas que a unos encanta y engancha y a otros desespera, como desesperaba a sus amigos, conocidos y saludados de toda la vida, y ahí están las páginas de Andrés Trapiello en su Salón de pasos perdidos para corroborarlo.
El recopilador de estos restos fue otro escritor, periodista y memorialista con el que compartía un carácter crítico, muy afín y que no es otro que Ignacio Echevarría, quien confiesa el origen de estos textos: Inéditos y dispersos en prensa; los agrupados en el libro La hija de la guerra y la madre de la patria, los contenidos en Vendrán más años malos y nos harán más ciegos y la última compuesta por las cartas al director de El País, reconvertidas en pecios y el discurso con motivo del premio Mariano de Cavia.
Para muestra de lo desconcertantes, originales e inclasificables que pueden ser estos restos, ahí van unos cuantos breves:
“Si pasara ya el futuro de una vez, empezaríamos a tener tiempo de hacer algunas cosas.”
“(San Miguel) La airada y despiadada buena conciencia del cargado de razón, ese ángel vengador, revela hasta qué punto se equivocó Dostoievski. Es cuando hay Dios cuando todo está permitido.”
“(Orígenes) Guardaos de las verdades; no hay mala fe en sus rostros sonrientes, pero se han olvidado de que deben su reino, su cetro y su corona a una antigua victoria de fuerza.
(Réplica al anterior) No obstante, quizá la más perversa de todas las verdades es la que marca el origen como estigma o como signo necesario de destino.”
Rafael Sánchez Ferlosio en la estantería de los aforistas y los provocadores de buenos y malos pensamientos. Como su vida misma.
Rafael Sánchez Ferlosio. Campo de retamas. Pecios reunidos. Ediciones Debolsillo, 1ª reimpresión, 2019. 224 páginas. 9,95€.