El bosque animado de Wenceslao Fernández Flórez y José Luis Cuerda
Ahora que se repasa en todas las televisiones la filmografía de José Luis Cuerda y se multiplican los homenajes, vuelvo al origen de ese surrealismo tan personal que todo el mundo ha subrayado en estos días, 'El bosque animado', y su autor, Wenceslao Fernández Flórez (La Coruña, 1885- Madrid, 1964), uno de los grandes del periodismo español del siglo pasado.
“Este es el libro de la fraga de Cecebre. San Salvador de Cecebre es una parroquia de Galicia, rugosa, frondosa y amena…”, dice el autor en el primer capítulo, en el que se nos presenta un mundo en el que los árboles y los animales de la fraga charlan, viven y componen la vida con la naturalidad de los humanos, que luego llenarán sus rincones, porque en este arranque es difícil divisar, como si supo hacer José Luis Cuerda, el guion de una película que se convertirá en el primer hito de su particular surrealismo.
La fraga del bosque animado de Wenceslao Fernández Flórez es el antecedente del pueblo de 'Amanece que no es poco' de José Luis Cuerda, y cada uno de los personajes que andan por una y otra película podrían ser trasplantados e intercambiados de uno a otro paisaje sin que la obra se resintiera. Es más, estoy convencido de que las dos películas se pueden ver alternado secuencias a capricho del espectador. Tienen el mismo espíritu. La misma fuente.
En el libro de Fernández Flórez hay mucho lirismo. Es un libro poético en el que todo es posible y en el que los personajes que viven, rondan, atraviesan la fraga, están contagiados por la irrealidad que imponen árboles y animales. El mérito de José Luis Cuerda fue recoger a todos esos personajes y llevarlos uno a uno a la pantalla, sin perder la esencia ingenua, poética, irreal y surreal que recorre el texto.
Todos estaban aquí antes de que José Luis Cuerda rescatara para su particular universo a Geraldo, Hermelinda, Marica da Fame, Pilara, Xan de Malvís “Fendetestas”, el alma en pena de Fiz Cotovelo, las hermanas Roade, la Moucha y su libro de San Ciprián, que no era otra cosa que 'De dello Gallico', de César, Fuco, el señor D´Abondo y, en fin, todo ese mundo que puebla la fraga y el mundo de Fernández Flórez y Cuerda.
Un libro a rescatar y a comparar con la obra a la que dio lugar. Un libro sin el que tampoco se entiende 'Amanece que no es poco'.
Wenceslao Fernández Flórez. El bosque animado. Colección Austral. 9ª edición, 1985. 220 páginas.