Buenos Humos

Page no es Patxi López

11 julio, 2017 00:00

El diputado García Molina apuntaba ayer  en su sermón laico semanal de La Tribuna a la existencia de un pacto oculto de Page con Cospedal para sacar los presupuestos del año que desde hace once días ya “amitalamos”.  La cosa no es ni mucho menos descabellada. El día de las Fuerzas Armadas en Guadalajara ya se vio a los dos protagonistas charlar durante un tiempo y con una aparente sintonía que hacía tiempo no se veía entre ellos. A lo mejor aquellos minutos los dedicaron en realidad a intercambiar impresiones sobre lo bien que lucían los ejércitos o el tiempo veraniego que acompañó al desfile, pero todo apunta a que pudo haber mucho más.

A favor de la sospecha de García Molina juega el que ni a unos ni a otros les tira demasiado el ir a unas elecciones cuando faltaría año y medio para acabar la legislatura, con el agravante de que según el Estatuto de CLM, en año y medio habría que volver a las urnas. Eso sí, como diría el paisano José Mota, si hay que ir se va. También que el PP se encontraría en el dilema de buscar un candidato, ya que es muy improbable que Cospedal, metida como está en el transcendente asunto de la sucesión de Rajoy, se prestara a dejar el Ministerio de Defensa, desde el cual ahora es más difícil que le coloquen alguna de esas minas contra personal desde la Vicepresidencia del Gobierno. La abstención del PP en las Cortes Regionales estaría más que justificada ya que transmitiría sentido y responsabilidad institucional, e impediría que los podemitas impusieran su  chantaje.

No sería la primera vez que  el PP realiza una maniobra de este tipo. El socialista Patxi López fue lendakari gracias al PP, como expresión de una  alternativa constitucional ante el asalto nacionalista al sistema de convivencia que en estos día cumple cuarenta años y que ha supuesto el mayor periodo de convivencia y prosperidad de la Historia de España. Es verdad que el pago a la generosidad del PP por parte de Patxi López fue convertir al partido al que debía su sillón en el blanco de sus más feroces ataques durante toda la legislatura. No contento con ello volvió a demostrar su catadura moral y política en el breve periodo en el que ejerció de presidente del Congreso de los Diputados, también gracias a los votos del PP.

La renuncia de García-Page a mantener negociaciones previas bajo la mesa con Podemos (algo que ahora reclaman, cuando hace dos años prometían que cualquier negociación serían televisadas en directo por la CMM) y su decisión de presentar un presupuesto en el que incorporará algunas de las enmiendas parciales del PP que fueron rechazadas en el Pleno de las Cortes hace unos meses, parece apuntar en esa dirección.

Los partidarios de sacar del apuro a Page son hoy minoría, sobre todo entre los que tienen que lidiar día a día desde la oposición más directa y comprueban como desde el Gobierno regional no se les permite apuntarse un solo tanto. Cree la mayoría que se repetiría en la región la lección de sectarismo dictada por el maestro Patxi en el País Vasco y el Congreso y los réditos posibles de su “ejercicio de responsabilidad” se diluirían en los dos años de indulto que se concederían de “demagogia a todo trapo” en versión toledana.

Por ahora, muy a la manera “mariana”, se ha impuesto en el PP el discurso encabezado por el titular “el problema es de Page y él tiene que resolverlo”. Cuando llegue la hora de la verdad, porque el dilema se resolverá en el último momento, ya veremos quién se impone. ¿Elecciones? Como en el póker nadie dice la verdad.