Atractiva a tiempo parcial y para el desatino de nuestros políticos
Manifiesta ufana la consejera de Economía, Empresas y Empleo de Castilla-La Mancha, Patricia Franco, que nuestra región “es un lugar atractivo para la natalidad, crecimiento y consolidación de nuestras empresas y las que deciden instalarse aquí”. Una ocurrencia debida a haber concluido el primer trimestre de este año con un saldo positivo de diez empresas, la diferencia entre las sociedades que cambiaron su domicilio social a esta tierra (66) por las que se mudaron a otros territorios (56), con Madrid y la Comunidad Valenciana como principales receptores/traslados de todas estas compañías, según el estudio de cambios de domicilio empresarial elaborado por la compañía Informa D&B.
Pero la excelencia territorial para las empresas que alude ahora Franco con tanto entusiasmo era inexistente hasta hace bien poco. Si echamos la vista atrás, tamaña excelsitud era bien distinta el pasado año cuando este movimiento alcanzó un saldo negativo de 38 empresas (238/200). Numerosas empresas cambian de sede social a otros territorios en busca de mejores condiciones para su negocio. Una deslocalización empresarial que representa todo un fenómeno entre las comunidades autónomas de este país y que propicia entre los políticos una disputa de ganadores y perdedores entre todas ellas. Esta trimestre la balanza ha sonreído a Castilla-La Mancha. Un flujo, según todos los expertos, donde los impuestos y el clima político de cada territorio son los grandes protagonistas que influyen en el traslado de estas sedes, con especial incidencia en Cataluña donde le está saliendo caro el desafío secesionista.
En Castilla-La Mancha, la estabilidad institucional de su Gobierno, una coalición PSOE-Podemos, pudo salvarse el pasado año, propiciando un clima aparentemente favorable que ha comenzado a dar sus frutos, si hacemos caso de las cifras del estudio de Informa D&B. Una dinámica que parece confirmarse con la mención estos meses de nuevas e importantes incorporaciones al tejido empresarial de esta tierra. La última, el anuncio de Amazon de construir en Illescas (Toledo) un megacentro logístico de 200.000 metros cuadrados, el más grande de España junto al que el gigante del comercio electrónico está construyendo en Barcelona. Un proyecto en el que se invertirán unos 60 millones de euros, generará numerosos puestos de trabajo, y cuyas obras tienen previsto comenzar el próximo año, según se ha apresurado comunicar el Gobierno regional tras su lectura en el periódico “Cinco Días”.
Unas excelentes perspectivas empresariales y laborales que pueden ahora truncarse por la inestabilidad institucional que está sufriendo el Gobierno de Castilla-la Mancha desde hace algún tiempo. Una zozobra protagonizada por un grupo de políticos incapaces de alcanzar acuerdos imprescindibles y urgentes para el desarrollo de esta región como es, en este caso, cerrar su Presupuesto. Un territorio harto ya de ser “lugar atractivo para la natalidad, crecimiento y consolidación de nuestras empresas” a tiempo parcial y escenario propicio para el desatino de nuestros políticos.