José García confirma su rango en la dinastía de los Molina
Lo confieso, hubo un momento en que dudé de seguir aplicándole el ordinal de la dinastía de los Molina de esta región. Para el que me lea por primera vez o se le haya olvidado a qué viene el cuento, le recuerdo que José Manuel Molina, el primero de los Molina y feliz alcalde de Toledo en su día, inauguró la dinastía institucionalizando, en tiempos de Bono I, el cargo de Jefe de la Muy Leal Oposición a Su Majestad. Luego vino, José Molina Martínez, de la Casa de los Estupendos de la Izquierda Unida del Muy Glorioso Anguita I, “El de las dos orillas”, y que de diagnosticar a la región “un cáncer llamado José Bono” pasó a convertirse en el portavoz de la metástasis subyacente en las Cortes del bendito y alabado San Gil de los Incorruptibles. El tercero de la saga es este talaverano de Barcelona, que con San Pablo Iglesias Turrión y sus epístolas a los nuevos españoles de la Puerta del Sol, venían a liberarnos a los castellano-manchegos y a los españoles en general, de corrutos, corrutelas, gansteres y demás parientes sobrevenidos del sistema del setenta y ocho, bajo el lema, “psoe, pp, la misma mierda es”.
Decía que tuve un momento de debilidad con el invento de Molina III, y ese momento no fue otro que cuando el diputado regional José García Molina retiró en el último momento su apoyo a los presupuestos del presente año del gobierno de García-Page. Parecía que de verdad, como el cura del cuento, pretendía predicar dando trigo. En ese momento, la cosa se puso seria; lo de los comportamientos gansteriles, mirando hacia el secretario de organización del PSOE y Presidente de las Cortes, Jesús Fernández Vaquero, resonó en la sede regional socialista como esos tiros que se oyen entre bambalinas en el final de los dramas teatrales de Anton Chéjov. Pero no, resultó que todo era puro teatro; la vieja política de los Cánovas, los Sagasta y el regente padre de la Taberna del Cojo, contra la que clamaban los nuevos regeneradores. La crisis se salvó con el viejo método de convertir al furtivo en el guarda del coto de caza: Molina III, vicepresidente segundo del trust de la coliflor de Arturo Ui y todos tan contentos en la casa de los chicos listos.
La última de José García Molina ha sido ocultar unos eurillos de nada, acusar a los chicos del amigo Antonio González Jerez de ABC Toledo de manipuladores y mentirosos, para a continuación tener que envainársela y reconocer que se había equivocado. Eso sí, no ha pedido públicamente perdón, ni a ABC, ni al amigo Antonio, pero como buen hipócrita se ha aplicado el beneficio que sólo los católicos se pueden aplicar con una penitencia bien hecha: examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.