Buenos Humos

Los socialistoides y comunistoides de Franco o la contradicción permanente

1 diciembre, 2017 00:00

La reciente publicación de unos escritos inéditos de Josep Pla, destinados a ser publicados en su tiempo en un segundo volumen de “Notes disperses”, y que ahora recopilados por Francesc Montero toman el título de “Hacerse todas las ilusiones posibles”(Destino), es una buena  ocasión para volver a leer al Pla de siempre. Por el Mas Pla de Llofriu, tras la Guerra Civil, pasaría una buena parte de la élite cultural, política y económica catalana que tenían al escritor como un referente de lo que debería ser la Cataluña y la España del futuro. Manuel Ortínez, alto  directivo del Banco de Bilbao, fue uno de las personas que desde el mundo económico le tuvo siempre al día de lo que se cocía en las cocinas del régimen. En el año 1959, con el plan de estabilización que cambiaría totalmente el rumbo económico del régimen y pondría las bases económicas, que hicieron posible la transición, Pla anota lo que Manuel Ortínez opina sobre los principales economistas que en aquellos momentos manejaron la  economía española desde la sala de máquinas:

M. Teresa Ortínez y Manolo vienen a cenar a casa (julio de 1959). Nos ponemos a hablar de gente de su quinta y salen a relucir dos coetáneos de él, los dos economistas: Sardà, del Banco de España, y Estapé, catedrático de Zaragoza, que empiezan a ser muy conocidos en el país. Me cuentan que han sido consejeros de Mariano Rubio en la reforma tributaria, y, siempre de él y del ministro de Comercio (Ullastres) en la elaboración del plan de estabilización que se ha lanzado este mes. También me cuenta que lo que caracteriza a estos señores es la contradicción permanente. Los dos son socialistoides, por no decir comunistoides, y ostentan un perfecto desprecio por la burguesía, a pesar de colaborar y ser los agentes más activos en la salvación de este abyecto régimen de Franco. Como buenos economistas, no tienen un duro –porque a veces (la excepción de Keynes confirma la regla) cuanto más se sabe de economía, menos dinero se gana-. Puede que ahí resida el origen de su contradicción: son antifranquistas, pero han de colaborar con el régimen para ganarse la vida. Ortínez me cuenta que en el régimen de Franco hay un número considerable de antifranquistas –incluso en los puestos clave-. Ortínez ha colaborado personalmente, y lo que más siente es no haber podido colaborar con adhesión total porque la estupidez del régimen se lo ha impedido. Tengo la impresión de que, en mis tiempos, estas cosas no pasaban. La gente abandonaba lo que no le gustaba. Pero claro, puede que en aquella época la vida fuera más fácil. Por otra parte las dictaduras lo corrompen todo porque, como solo pueden combatirse desde dentro, crean apariencias de duplicidad escandalosas. Pero esta duplicidad nunca ha sido tan fuerte como lo es ahora”.

Como se ve, el Pla que se resiste a ver la vida en blanco y negro, y la vida misma que aparece con todos los colores y matices del comportamiento humano, como muestra de lo lejos que está de la realidad esa historia de buenos y malos con la que algunos siguen explicando cómo fueron posibles casi cuarenta años de franquismo.