Cospedal a Siberia, Soraya a Madrid y Page a Ferraz
Con María Dolores de Cospedal pasa en estos días lo que dentro de unas semanas pasará, cuando acabe la liga, con los equipos españoles de fútbol. Si Madrid, Barcelona y Atleti, que son los tres clubes que venden papel y prosa épica, ficharan a todos los jugadores que aparecen en las portadas de la prensa deportiva acabarían con plantillas de más de un centenar de jugadores y veríamos a Makele, Amunike y Mendoza volviendo al Santiago Bernabeu, al Nou Camp y al Wanda Metropolitano . A María Dolores, en los últimos meses, entre el entorno de Soraya Saenz de Santamaría y el de Emiliano García-Page, la han colocado lo menos en una docena de puestos políticos, que van desde una embajada en la China a europarlamentaria de las de martes a jueves en Bruselas y dieta que te crió. A día de hoy, no hay puesto relevante que surja en el horizonte que no parezca destinado a allanar el futuro de la ministra de Defensa y de paso el del presidente de Castilla-La Mancha y el de la vicepresidenta del Gobierno. Sueltan su futuro fichaje desde la Vicepresidencia y en Fuensalida lo devuelven corregido y aumentado con el eco del que desea buen viaje a su enemigo íntimo. El sueño de Soraya es ver a Cospedal en una embajada éxotica en la que alcanzara el grado de felicidad, que contaba Agustín de Foxá del ideal del perfecto embajador: “Ser el representante diplomático de una dictadura en un país democrático”.
Cospedal sale en las portadas de los periódicos y eso en España nunca se sabe si es para bien o para lo contrario. Por lo pronto en el último barómetro del CIS aparece con el mismo nivel de conocimiento por parte de los españoles de Soraya y de Montoro, aunque a la una se la conozca por sus comparecencias casi continuas de los viernes y su mano para con la prensa refractaria y global, y al otro porque se le teme como a un nublao y en cuanto asoma la calva y la sonrisa sarcástica de jefe de Hommer Simpson pone a medio país escondiendo las facturas sin IVA debajo de la mesa.
Así que si Soraya quisiera ver a Cospedal fuera del territorio nacional, aunque fuera de jefa de la OTAN, Emiliano se conforma con que no pise Castilla-La Mancha. Dos deseos en los que la una y el otro ponen todo su empeño.
Eso sí, los dos saben que al final más que sus deseos lo que se impondrá será lo que diga don Mariano el Impasible, que por lo pronto tiró de adjetivos como fantástica, estupenda, increíble y fabulosa para dejar caer que también sería la candidata ideal en Castilla-La Mancha: bueno para Soraya, malo para Emiliano. ¿O no?