La renovación de Podemos en Castilla-La Mancha
Cada día está más claro que aquel partido que surgió del movimiento “espontáneo” del 15-M deriva sin remedio y de forma absoluta hacia las formas clásicas de organización y control de los partidos comunistas. Ese eufemismo del centralismo democrático que los leninistas pata negra impusieron como eje fundamental de su funcionamiento está implantado hoy en Podemos con todas las consecuencias. En realidad, cualquiera que lo haya sufrido dentro de una organización política sabe que ese principio siempre acaba en aquel artículo uno del “jefe siempre tiene razón". Todo lo demás es palabrería y una forma de utilizar y sobar la palabra democracia de la que tanto reniegan. Todo el camino de fundación del partido que comenzó afirmando su carácter transversal y renovador de la partitocracia ha sido un camino hacia la afirmación de los órganos de control con el secretario general omnipotente y omnisciente a la cabeza. Nada más lejos de aquel movimiento asambleario y libertario de la Puerta del Sol. Y si alguien tiene alguna duda, simplemente que mire los dos casos más llamativos de Castilla La Mancha: el diputado anticapitalista David Llorente y el artista inclasificable y a su bola Fernando Barredo “LOC”. El primero sería el Trostki que levanta la mala conciencia a los burócratas instalados en el poder y con pocas ganas de que nada se mueva a su alrededor, el segundo es el Maiakovski que se ha confundido de puerta buscando algo que se llama libertad y que nunca encontrará entre los compañeros elegidos. Dos vías de disidencia clásica y dos caminos hacia la nada.
El otro día cuando en este mismo papel digital se daba la noticia de la renovación de los órganos de dirección de Podemos en la mayoría de España y se contaba cómo en esta primera fase en Castilla-La Mancha la renovación se reducía a cero, se daban unas cifras muy esclarecedoras de lo que había ocurrido desde la fundación acá: hace cuatro años se eligieron Consejos Ciudadanos en 770 municipios; en el próximo junio apenas serán 220 en los que se producirá la renovación. El método ha sido muy sencillo, los estatutos del partido han ido achicando el espacio a la participación y la estructura clásica leninista en versión virtual 4.0, se ha impuesto sobre una militancia aburrida que señala con las ridículas cifras de participación la deriva del pretendido movimiento renovador.
Y es que la cuadratura del círculo que pretendían vender como democracia directa y participativa sólo era el envuelto clásico con lo que los enemigos de la libertad y de la democracia, han envuelto a esas dos palabras, libertad y democracia, para vender autoritarismo y dictadura. Aquí durante casi treinta y muchos años el envoltorio llevaba la marca de “orgánica”, en la URSS y en los países del Este la palabra mágica era “popular”. Se empeñan en los añadidos y se delatan.