La independencia de Castilla-La Mancha Media
A pesar de que en la nueva política el poder que antaño se otorgaba a las televisiones autonómicas subsiste más en el imaginario de los políticos que en el social, la controversia en Castilla-La Mancha Media (CMM) se mantiene inalterable en el tiempo a pesar de una sucesiva pérdida de influencia. De ser acusada permanentemente en cada momento de defender los intereses de los presidentes de turno de esta tierra, y consecuentemente de los partidos e instituciones que les sustentan, la instrumentalización partidista y pérdida de credibilidad del ente persiste igualmente con el actual mandatario regional, Emiliano García-Page.
Como las obras municipales en periodo preelectoral, la conflictividad en CMM se sucede con frecuencia de serial televisivo, una programación que sospecho se prolongará hasta nueva temporada con idénticos protagonistas y motivos. Además de las maledicencias pregonadas, naturalmente por parte de quien no sale en pantalla, en la televisión autonómica se han desatado últimamente capítulos varios propios de repertorio audiovisual y época preelectoral. Episodios de patios de vecindad en los que son protagonistas botellas de vino, tarjetas Visa Oro, comilonas, contratación o destitución de profesionales y productoras, préstamos millonarios sin documentar… un condimento variopinto que amenaza incluso con llegar hasta el Parlamento europeo.
Para intentar salvar la controversia, desde las Cortes Regionales el grupo Podemos ha instado al Gobierno regional adecuar la comunicación pública institucional a los estándares europeos y, de paso, iniciar un proyecto de ley del Ente Público. Es decir, seguir como hasta ahora. La capacidad propagandística de CMM se viene desangrando desde hace tiempo, por lo que afirmar que el ente es una herramienta de propaganda al servicio del Gobierno de turno, como ha denunciado sistemáticamente la oposición, parece excesivo. Mucho más ante un mercado televisivo fragmentado como el actual, con infinidad de canales, y el auge cada vez mayor de las redes sociales como fuente de información y entretenimiento.
Una situación que se prolonga igualmente con la actual directora del medio, Carmen Amores, que a pesar de las continuas lisonjas de sus protectores institucionales ve como la audiencia sigue huyendo del medio -del 5,5 por ciento de share cuando se incorporó en agosto de 2015, al 5,2 por ciento el pasado mes de abril- a pesar de ser la región una de las mayores consumidoras de televisión. Un panorama que hace presagiar un futuro cada vez más difícil para el Ente Público de Castilla-La Mancha salvo, naturalmente, que el Gobierno de turno siga como hasta ahora reservando en sus presupuestos partidas multimillonarias -más de 42 millones de euros en 2018- para su sustento y claudicación.