García Tizón y la tropa de Soraya, entre la ética y la estética
Vaya por delante, y ahí está la hemeroteca digital para comprobarlo, que el que suscribe debe ser uno de los pocos habituales de los medios que se ha atrevido a defender a Arturo García Tizón ante la persecución que el actual equipo socialista de la Diputación de Toledo desató contra él nada más aterrizar en la institución provincial gracias a los votos de Ciudadanos. Dije que ni Ciudad de Vascos, ni la comarca de la Jara, ni el propio García Tizón se merecían el circo del pretendido “yate”; tampoco la historieta de miedo de los pisos de la Diputación convertidos, según la versión socialista, en apartamentos de lujo para disfrute propio. Aquello tenía todo el mal estilo de una vendetta siciliana. El trato hacia su persona y hacia la propia institución, como se demostró con la constitución de una comisión de investigación sin ninguna base legal que los tribunales reprobaron fue de una injusticia y un despotismo que ponía los pelos de punta a cualquier demócrata nacido después de Robespierre.
Dicho esto, creo que en el PP hay muchos dirigentes que no han sabido asimilar la lección que Rajoy ha dictado para consumo interno. Rajoy se ha ido dando un ejemplo de cómo se deben ir los políticos: en silencio y sin pretender manejar el tinglado en la sombra, aunque a su pesar más de uno se haya querido aprovechar de esos silencios, filtrando conversaciones o simplemente inventándolas. Esa lección hay muchos que se resisten a asimilarla y se agarran desesperadamente a un tiempo que no es el suyo, y ese es el caso de Arturo García Tizón. O el PP se renueva, y eso pasa por que ocupen la primera fila gentes que no están marcados por el pasado, o el centro derecha no tiene nada que hacer en España por muchos años. Y eso, reconociendo el derecho de Arturo García Tizón a dar su opinión como el compromisario elegido soberanamente por los afiliados; una opinión tan válida como la de Paulino Estrada, o la de Emilio Bravo, por mencionar a otros dos compromisarios toledanos que han anunciado su voto a una u otra candidatura. Pero, uno cree, sinceramente, que personas que son simple pasado en el PP, deberían haber tomado el ejemplo de Mariano Rajoy y haberse largado a casa intentando enredar lo mínimo. Añádase a las resistencias de algunos dirigentes a pasar adelante un sistema de compromisarios que añade al proceso de elección la eterna duda de las democracias. ¿De quién es el mandato?
Pero lo de García Tizón y su tropa, fuera de un problema de ciencia política o un caso de ética, es simplemente una cuestión de estética.