Page y la ilusión gobernista de Podemos
Es para mondarse. Cualquiera que no conociera la historia del PSOE en los últimos cuarenta años podría llamarse a escándalo. Los de Podemos no. Nos los vendieron como los chicos universitarios que venían a remediar el pasteleo de la transición y resulta que ahora para la único que han servido es para decir no a Cospedal y a Rajoy y apuntalar a la misma PSOE de siempre. ¡Anda ya!
Y lo peor es que a Podemos le están naciendo las mismas dos almas que al PSOE de los “cien años de honradez y los cuarenta de vacaciones”, cuando esas siglas eran más desconocidas en España que el partido monárquico de Don Juan y el clan de Estoril. Aquí, monárquicos, mi amigo Manolo Cerdán y pare usted de contar, y socialistas en las cárceles de Franco una rareza que hasta tuvieron que reciclar a más de un falangista para completar las listas, allá por el setenta y siete. No es broma, repasen las listas del PSOE en la provincia de Toledo si no han pasado ya las papeletas de voto por el Comité de Memoria Histórica de doña Manuela Carmena y si encuentra algo mejor cómprelo, que decía el clásico Manuel Luque vendiendo el detergente.
En Podemos de Castilla-La Mancha las dos almas tienen nombre propio: el tercero de los Molinas de toda la vida y el Alfonso Guerra que es el camarada Llorente para cuando es necesario aquello de “to pa el pueblo”, que es la contestación del siglo XXI al “Natalio colocanos a tos”.
El camarada Llorente ha mandado una pieza incendiaria a los medios de comunicación en la que lo mejor es el hallazgo ese de la “ilusión gobernista”, que por lo que se ve ha deslumbrado a Molina III y a esa vicepresidenta de la que nunca se supo de qué ejercía. Llorente truena en el desierto vestido de pieles de camello como San Juan Bautista y el vicepresidente Molina explican teológicamente los avances de la izquierda que prometía trasvases cero y cementerios nucleares en Badalona porque cree en la solidaridad de los pueblos ibéricos.
A García-Page, el jefe de la PSOE de Castilla-La Mancha, se le apareció un tal Sánchez cuando caía desde la ventana de un quinto piso de la calle Ferraz de Madrid y un Molina de la saga de los Molina para completar la cuadratura del círculo, que desde aquello de don Francisco Largo Caballero y don Julián Besteiro ha tenido entretenida a la izquierda, y desde entonces no ha dejado de morder cacho. Ahora se ponen estupendos todos y juran que ante todo está Castilla-La Mancha; y uno piensa que la cosa está muy vista. Ilusión gobernista, ya lo dice Llorente. ¡Qué cosas madre!