Buenos Humos

Cospedal se va a Bruselas (Como a un “nublao”)

4 septiembre, 2018 00:00

María Dolores de Cospedal dejará de ser presidenta del PP de CLM. En los próximos días se pondrán en marcha todos los mecanismos contemplados en los estatutos del partido para efectuar el relevo. Habrá primarias o todo se resolverá en un Congreso Extraordinario que  elija a su sucesor. Hace unos meses, antes del relevo de Mariano Rajoy en la Presidencia nacional, parecía que la retirada del presidente traería consigo  el abandono definitivo de la política de la que era y fue su fiel secretaria general casi durante los últimos diez años. Luego la negativa de Núñez Feijóo a liderar un partido del que tenía un consenso imposible para otro cualquier candidato y la aparición de Soraya hizo que saltara a la arena, primero con su programa como bandera y luego sumando sus fuerzas a las de Pablo Casado.

En ese momento aparecieron de nuevo las dudas y se habló de que volvería a su puesto en la Abogacía del Estado o se integraría en un proyecto nuevo en una empresa privada. Pablo Casado, el nuevo presidente del PP, ha querido premiar sus servicios y le ha hecho una oferta de esas que es imposible rechazar: encabezar las listas del PP en las próximas elecciones europeas. Tras haber sido presidenta del PP en CLM, secretaria general a nivel nacional, presidenta de la Junta de Comunidades de CLM y ministra de Defensa, era difícil que accediera a encabezar una candidatura a la Presidencia de CLM. Era algo que ya había conseguido en 2011 y que era difícil que volviera a suceder. Pablo Casado ha conseguido al menos que no abandone la política porque confía en su experiencia y la considera una mujer leal y fiable. Nadie se desgastó más a favor del que era su presidente cuando vinieron mal dadas que su secretaria general. Era su deber y no se escondió. A veces en la política no todo son ingratitudes. Casado con el gesto se lo ha reconocido.

Cualquiera que vea con frialdad y perspectiva la historia de Europa occidental tras la II guerra Mundial sabe que el proceso de adopción del Estado del Bienestar por todos los países que permanecieron fuera de los tentáculos del imperio soviético fue irreversible. Las tesis socialdemócratas en su implantación triunfaron  con rotundidad, muy  lejos del modelo socioeconómico de su gran aliado, los EEUU de Norteamérica.

Paradójicamente, como ocurre tantas veces en la vida, el triunfo de esas tesis socialdemócratas y su asimilación por los partidos clásicos de derechas, supusieron la gran crisis de los partidos socialdemócratas de izquierdas, que hasta entonces habían sido sus exclusivos defensores. Hoy las dos opciones de gobierno en toda Europa, a pesar de la irrupción de los populismos en sus diversas variantes, siguen siendo la socialdemocracia de izquierdas y la socialdemocracia de derechas. No hay otra, cuando un partido socialdemócrata de izquierdas en Europa se quiere diferenciar de la opción de derechas no tiene otra que rebuscar y matizar. En España la matización es el momio del franquismo y la Guerra Civil.

A María Dolores de Cospedal, el agit-pro clásico la convirtió en el icono de los recortes y en la enemiga del Estado del Bienestar. Fue una operación  que les salió redonda. La mujer que hizo  viable una administración quebrada y a punto de derrumbarse de forma irreversible se convirtió a fuerza de propaganda en la enemiga de lo que salvó. Desde entonces el apellido Cospedal levanta ampollas en esos sectores y uno sospecha que no es precisamente por su labor al frente de la Junta de Comunidades sino porque la siguen temiendo, electoralmente hablando, como a un “nublao”.