Los dos enemigos íntimos de García-Page
Aunque sea una mera anécdota no deja de ser muy significativa. Que un cargo de esos que dependen absolutamente de la voluntad del jefe se atreva a criticar a una jerarquía del gobierno nacional de su mismo partido lo dice todo de por dónde van las cosas en la política regional. El “valiente y osado” crítico ha sido Gabriel González, el director gerente de una de esas fundaciones públicas que proliferaron como hongos en época de Bono y Barreda y han vuelto por donde solían en cuanto que de la mano de García-Page los socialistas han recuperado el poder; Impulsa Castilla-La Mancha creo que se llama. La criticada ha sido Isabel Oliver, la secretaria de Estado de Turismo, que el martes en su visita a Cuenca se olvidó de invitar al Gobierno Regional, casualmente de su mismo partido y presidido por un tal Emiliano García-Page. En realidad, ya digo, una mera anécdota de protocolo regional pero que nos indica por dónde van los tiros y que cualquier cosa vale para marcar distancia con el gobierno del doctor Sánchez desde las filas regionales socialistas. Ya se sabe que, en momentos clave, trabajar en la dirección del jefe es fundamental para hacer carrera, y el señor González ha manifestado, en su indignación contra la compañera Oliver, que cumple muy positivamente con una de las dos líneas estratégicas básicas que García-Page mantendrá hasta mayo del año que viene.
Y es que está claro que las dos vías que pueden hacer más daño electoralmente al presidente regional son las que provienen internamente desde La Moncloa, con el temido gobierno Frankestein y por otra parte de las derivadas de la alianza con el Podemos de García Molina, que no el de Llorente.
Por eso, desde que hace unas semanas se abrió el curso político, todas las manifestaciones de gran calado político de Emiliano García-Page han ido en esa doble dirección: contra el PSOE del compañero Sánchez y contra la propia alianza con el Podemos de García-Molina que le dio el poder. Las dos marcas se ven en el Palacio de Fuensalida como fuente de disgustos en mayo, se busca marcar diferencias y se promociona que personajes de segunda fila critiquen abiertamente cualquier desliz que provenga desde esos dos enemigos íntimos. Cualquier tema vale, y si las minas antisánchez por el tema del trasvase fueron las que inauguraron el fuego, ahora cualquier motivo se agranda y cualquier mindundi puede trabajar sin miedo a las represalias de arriba en la dirección del jefe.
Por el otro lado, en el caso de los podemitas del tercero de los Molina, el ideal es que el manso por fin embistiera a los múltiples capotes que desde el entorno del presidente se tienden y la cosa acabara en ruptura. Pero por ahora, y a pesar de Llorente, los unos aguantan en ese pesebre de las vicepresidencias de nada y los otros no tienen prisa porque se retrase el teatrillo en el que se devolverán muy dignos el rosario de su madre y quédate con todo lo demás.
Sánchez y García-Molina, enemigos íntimos y muy queridos. Besos y paz a todos.