El PSOE de García-Page y de Albert Rivera
A Emiliano García-Page se le pueden discutir muchas cosas, pero no que es un político hábil que sabe moverse como nadie en la política interna de su partido y en la política general del país. El domingo pasado lo volvió a demostrar con una entrevista de Luis Ángel Sanz en el periódico El Mundo, en la que marca diferencias con el 'sanchismo' que se ha impuesto en su partido de toda la vida y con la que ha comenzado su campaña electoral para las elecciones de mayo. Y es que a alguien que se define como socialdemócrata de toda la vida y defensor de los valores que inspiraron la construcción del edificio constitucional del 78 es difícil que pueda tragar con algunas de las bases sobre las que se asienta la permanencia en La Moncloa de su líder: posibilidad de indultos, concesiones a los independentistas, alianzas con partidarios del derecho de autodeterminación… Son temas en los que un resbalón para un lado o para el otro siempre es posible y, sin embargo, Emiliano da la impresión de salvar la prueba con una naturalidad que más de un político de los suyos y del adversario quisiera para sí mismo. Eso sí, queda claro que el PSOE de García-Page muy poco tiene que ver con el modelo impuesto por Pedro Sánchez y al que algunos prefieren motejar como “el pedrisco”.
Y, en esto, el domingo había una coincidencia con un ilustre socialista madrileño que no está en su mejor momento pero que no se resigna a salir de la política, Tomás Gómez, y que decía en un artículo en La Razón, titulado “El nuevo PSOE”, que “esto nos hace pensar (el mantenerse en el gobierno con unos presupuestos elaborados por el PP) que en este PSOE actual al gobierno se ha convertido en un objetivo en sí mismo y ha dejado ese carácter instrumental que siempre ha tenido para los socialistas”.
Porque, más adelante, cuando tras hacer malabarismos con las palabras para no dejar en evidencia que el rumbo político de Sánchez, desde su propio inicio con la formación del gobierno “sanchezstein” que él mismo bautizó, Emiliano llega a decir que Albert Rivera “podría ser perfectamente del PSOE, al menos del PSOE en el que yo me afilié” y que “la posición que tiene Albert Rivera en torno a la Constitución y al modelo de país me parece muy compatible con el PSOE".
Lo que no aclara Emiliano es si cuando dice que no podría haber una alianza o un acuerdo de gobierno con Podemos si sigue defendiendo el derecho de autodeterminación se refiere a Sánchez y su monstruo o a la posibilidad de que necesite a los de Pablo Iglesias para volver a repetir un gobierno con vicepresidentes de esa formación. El cortejo a Rivera es claro. La negativa a García Molina y los suyos, no. Ya digo, el PSOE de García-Page de toda la vida… y el de Rivera.