Los sindicatos cambian el color de sus banderas
Hacía tiempo que no veía una manifestación del primero de mayo. La cosa no es extraña, porque por lo que me dicen no todos los años hay celebración laica en Talavera. Los últimos años los sindicalistas talaveranos se han desplazado a Toledo. Este año se han animado y han tirado para delante. El éxito de participación lo cifran la mayoría de los medios en cuatrocientos entusiastas manifestantes. Otros no se comprometan y simplemente hablan de unos cientos. Las dos fórmulas son buenas para decir que al menos fueron doscientos. Una con generosidad, la otra utilizando un recurso de esos que nunca falla y al que nadie tendrá nada que decir.
Lo primero que llama la atención es que sólo se ven los logotipos de dos sindicatos: Comisiones Obreras y UGT. Ni rastro de otras formaciones sindicales que ganan elecciones entre empleados públicos, como el CSIF, a pesar de ver uno a un número significativo de funcionarios y jubilados procedentes del sector público. Tampoco aparecen los de otros como los STES o STAS, que parecían ser los preferidos de aquellos Podemos y sus confluencias en sus principios. La manifestación es una manifestación de CC.OO y UGT.
Para uno no es una sorpresa que, entre tanta banderola, estandarte y pancarta, no apareciera la bandera de España. Ya se sabe que también la izquierda sindical parece tener alergia a esos colores. No así a cualquier signo nacionalista, como bien puede observarse en el contraste entre la manifestación celebrada en la Puerta del Sol de Madrid y cualquiera de las celebradas en Cataluña, el País Vasco, Galicia o Andalucía. En la de Talavera y sus cientos de manifestantes brillaba por su ausencia la bandera constitucional pero no faltaba la de Talavera ni la de la II República. Tampoco la roja con la hoz y el martillo, que a uno le da tanta grima como la roja con la cruz gamada.
Pero en esto de los signos y los colores la sorpresa fue comprobar cómo el color rojo de fondo para los logotipos de los dos sindicatos que desde hace años comparten (UGT ha pasado en las cuatro décadas de democracia por diferentes colores corporativos como el verde) se alterna ahora con el morado, hasta el punto de que incluso se imponía sobre el color clásico de la izquierda. El PSOE se podemiza, la UGT se podemiza y CC.OO. se podemiza... aunque sólo sea en el color.
Y ya se sabe que esto del color, en los tiempos de representación, de apariencia y de no ser que vivimos, nunca deja de ser significativo. Los sindicatos han cambiado de color y eso se nota en las reseñas de prensa que uno lee al día siguiente. Es un detalle y, como la llegada de la primavera, uno “no se resiste a anotarlo en mi cartera”.