A Fernando Barredo se lo ponen feo en Podemos
Fernando Barredo saltó a la fama en Vista Alegre, en una de esas tardes llenas de esperanza torera, cuando todavía unos cuantos jóvenes airados de aquellos del 15-M en Sol, se creían que aquello era algo diferente que venía a poner las cosas en su sitio, traer la democracia directa, superar el bipartidismo corrupto, la democracia representativa, consolar al triste, redimir al cautivo y traer por fin el Reino de Dios a la Tierra.
Fernando Barredo se hizo famoso por un video que alguien tituló “el feo de Podemos”, como si en esa casa todos fueran Marlon Brando y no hubieran Monederos y Echeniques en el Presidiun Supremo, que es el modelo bolchevista y soviético en que derivó aquella fiesta. Barredo largó y tronó contra el Buró Político, le pusieron la cruz y Pablo Iglesias Turrión le apuntó en la libreta roja con una cruz ostrogoda, por aquello de que Barredo presume de visigodo enclaustrado en su sótano toledano. Desde entonces el hombre no ha tocado bola. No hay manera, y uno piensa que para un adulto que se cree de verdad la prédica, le acaba pasando lo mismo que a aquellos que dicen que creen en Dios pero no en los curas.
Cuando se hacía la mili y uno andaba ya en las postrimerías de aquella enfermedad que solo se pasaba con el tiempo, había un dicho entre la tropa que decía: “Llevo tanto tiempo de mili y de teóricas que ya me creo hasta lo del enemigo”. Que ya se sabe que lo del enemigo daba mucho juego, y ahí estaba el genial Miguel Gila para contarlo. Me temo que Fernando Barredo, alma de artista y de niño grande que se enfada cuando sus amigos le dicen que los padres son los Reyes Magos, es uno de los pocos que después de Galapagar aún cree en los Reyes Magos, en el enemigo y en el visigodo de su cisterna romana.
El buen hombre, se ha empeñado en reivindicar el verdadero evangelio de la Puerta del Sol y se ha topado con esa burocracia de partido tan querida desde el padrecito Lenin. Lo único que les falta a los del Soviet Supremo es poner como condición para presentarse a sus elecciones internas un aval de cien millones de euracos al estilo del Real Madrid de Florentino. Lo de la democracia directa, libertaria, asamblearia, joven y alegre pasó a la Historia. El Podemos que ha dejado el de Galapagar huele a naftalina y a eso de Breznev, y uno no se explica, como el bueno de Barredo, al que encima llaman feo, persiste en el intento. Otro que se cree lo del enemigo.