Ya se vio hace unas semanas, cuando el candidato regional de Podemos, Izquierda Unida o como se llame ahora el conglomerado de camuflaje comunista de toda la vida, comparó a Emiliano García-Page con los “socialtraidores” o “socialfascistas” de la República de Weimar responsables de la muerte de Rosa Luxemburgo, que estos cachorros de Stalin y Cía. no se andan con sutilezas. Estaba cantado que Emiliano García-Page acabaría tachado de facha, que es la forma histórica y tradicional de los totalitarios de repartir carnets de demócrata de toda la vida: -Emiliano, hijo, qué facha eres.
Cuando surgió, a rebufo de aquellas protestas de la Puerta del Sol el primer Podemos, hubo un momento en que parecía que surgiría algo diferente a lo que en definitiva hoy no es otra cosa que una nueva mutación del delirio comunista. Uno de esos cambios de nombres necesarios e imprescindibles para camuflar una ideología que, junto al nazismo, es la responsable de la muerte y el sufrimiento de más millones de personas que ningún otro imperio en la historia de la Humanidad. En aquel momento pretendieron vender transversalidad y la superación del concepto de izquierda y derecha. Habían resuelto la cuadratura del círculo…
Claro, que en cuanto empezaron a desarrollar todo aquel discurso, se vio que en realidad lo que vendían era el averiado discurso marxista y de odio de toda la vida de Carlos Marx para acá, camuflando la lucha de clases, el odio como motor de la historia y su aborrecimiento de la democracia y las libertades individuales, entre una farfolla de politólogos suramericanos, acostumbrados a presentar a gente como Hugo Chávez, Fidel Castro o el Che Guevara como los paladines de la libertad. En cuanto la gente, de la que tanto hablan, se dio cuenta del tipo de producto que le estaban vendiendo, todo ha vuelto a su ser. El disfraz no ha pasado el corte y ellos vuelven a calificar de “facha" a todo aquel que simplemente no cumple el principio básico de los fundamentalistas totalitarios de izquierda y derecha: “el que no está conmigo, está contra mí”.
Lo curioso es que los que califican de facha a Emiliano García-Page, o a cualquiera que simplemente le guste la caza, los toros o no le repugnen las cruces gamadas o las hoces y los martillos, es que están como locos por sacar un triste diputado para que el facha Emiliano no tenga otra opción que formar gobierno con ellos, como ya sucediera hace ocho años, con resultado nefasto para los intereses de estos comunistas reciclados, que en las siguientes elecciones desaparecieron literal y físicamente del mapa político de la región. ¡Pero qué facha eres, Emiliano!