En unas declaraciones recientes al diario "La Tribuna," (30 de enero de 2023), el alcalde de Noblejas, Agustín Jiménez, decía "propiciaremos sistemas de autoconsumo energético para empresas y ciudadanos, mediante la puesta en marcha de este sistema que proyecta el Ayuntamiento. Es un sistema que contribuye a la rebaja de la factura de la luz a particulares y resulta atractivo para las empresas. El planteamiento no es generar energía que se la lleven, sino generarla y que se quede, para el consumo, para la industria, para atraer empresas y para fijar población." A veces las pequeñas cosas, las iniciativas menores, pueden dar soluciones a grandes cuestiones de difícil solución: la despoblación de las zonas rurales, el abaratamiento del coste de la energía que consumimos, la creación de empleos en los pueblos para que nadie tenga que emigrar del lugar de su nacimiento, etc. etc. Una revolución pequeña que, como las grandes revoluciones, cambiará las vidas de gentes anónimas, de ahora y del futuro.
Las Comunidades Energéticas es un proyecto que promueve la Unión Europea para la transformación del consumo de energías contaminantes, sustituyéndolas por energías baratas y limpias. España, tras el periodo absurdo del "impuesto al sol", que impusiera el Gobierno del Sr. Rajoy, se ha unido al citado proyecto europeo. En varios territorios se están ya concretando los mecanismos de puesta en marcha de estas Comunidades Energéticas, orientadas al consumo local de los vecinos y las industrias interesadas. Los Ayuntamientos, aunque lo hayamos olvidado por el ruido ambiental que nos idiotiza, están en la primera fila de los cambios innovadores de las vidas de los ciudadanos.
Las grandes compañías energéticas están ocupando miles de metros del territorio, próximo a los grandes centros consumidores de energía, en detrimento de los pueblos, pequeños consumidores que se vacían por falta de oportunidades laborales y de vida. Especialmente peligroso para los territorios cercanos resulta Madrid. Un monstruo que no deja de crecer y que impulsa un doble movimiento: expulsar hacia aéreas limítrofes lo que no le gusta y explotar los recursos de los lugares limítrofes en su propio beneficio. El modelo de las Comunidades Energéticas corrige ese proceso, fortalece a la población natural, refuerza los lazos comunitarios y se convierte en un polo de atracción para aquellas industrias y empresas cuya permanencia en Madrid convierte sus negocios en inviables. El objetivo es que las instalaciones de producción energética local acabe con los viejos modelos que entienden las zonas rurales como un gran "hub" de producción y almacenamiento de materias primas para consumo de otros. Se trata de que bajo el amparo de la Directivas Europeas se "democratice" el acceso a energías limpias y menos costosas.
El día 19 de diciembre del año 2022, en Noblejas, el guadalajareño Javier García Breva, autoridad reconocida en el sector, tras su trabajo en el IDEA, expuso que lo trascendental del proyecto de las Comunidades Energéticas Locales es acercar la energía al consumidor, garantizando la continuidad y la cantidad de megavatios que cada comunidad necesita para su desenvolvimiento colectivo, individual, industrial y empresarial. Solo con este modelo se pueden abaratar los costes de la energía que cada vez se hacen más insoportables. Y continuó diciendo que obliga a un replanteamiento de los sistemas de producción de energías limpias que en otros lugares del mundo ya se están haciendo y que en España empiezan a concretarse en lugares dispersos como manera de lucha contra un despoblamiento imparable. Nos asomamos a un nuevo horizonte en el que la energía deje de ser un negocio que enriquece con miles de millones a unos pocos mientras que a otros, la mayoría, les empobrece por los altos costes que imponen. ¡Ah, y no es una utopía lejana, sino asequible y cercana!