TALAVERA, CRÓNICA RUTINARIA DE UN SUICIDIO - Silvia Núñez Martín (3 de noviembre de 2017)
La pasada semana, con la quema masiva de contenedores de basura y un vehículo en las calles de Talavera, quedó demostrado una vez más que el principal problema de Talavera son los propios talaveranos. Fue un episodio vandálico más, algunos dirían que anecdótico, pero que sirve a Talavera de espejo donde mirar su triste realidad.
En esta ciudad siempre estamos echando la culpa a los de fuera y a otras administraciones sobre el olvido, la ruina y abandono que sufre Talavera pero hay que reconocer que los primeros que maltratan y agreden a Talavera son los propios talaveranos.
Talaveranos fueron los que en décadas pasadas arruinaron el Ayuntamiento y nos embarcaron en faraónicas y absurdas obras que son una apología de la ruina y el despilfarro más repugnantes.
Talaveranos son los impulsores y promotores una brutal burbuja inmobiliaria y un ladrillazo cuyas consecuencias se resumen en miles de viviendas sin vender y con un valor menor que cualquier chabola en Africa.
Talaveranos son los responsables de las chapuzas y calamidades que ya son cotidianas y seña inequívoca de la identidad de la ciudad.
Talaveranos son los incívicos y groseros que ensucian a diario las calles de Talavera como si fueran un vertederoy los vándalos que destrozan con su irracional brutalidad cualquier rincón, elemento y mobiliario de la ciudad.
Talaveranos son los que aparcan, con total impunidad, en cualquier lugar prohibido de Talavera contribuyendo al caos circulatorio, a una pésima movilidad y a que se masque la sensación de vivir en una ciudad sin ley.
Talaveranos son los que, en el ejercicio de sus poderes públicos y su autoridad permiten con su incapacidad, desidia, pasotismo y negligencia todo lo anterior.