UNA DE ELLAS - BENITO (5 de febrero de 2018)
Vaya momentos. A ratos con un tipo que no deja de cometerse errores y decir que es muy inteligente y con otro que viaja, andando, con un libro escrito por él, llevándolo dentro del abrigo. Pobres diablos o jauría humana, no sé. El caso es que están ahí y por ahí circulan para que uno los conozca o para darse a conocer. Con la creencia de que parecen hacer lo que les gusta. Que tiene dídimos su cosa. Y la mía. Ya no dan pena, son integrantes de este circo, en este caso, nocturno. Ya no los ignoras porque son felices. Que es a lo que aspira la mayoría. Y que no lo son porque nadie sabe lo que es eso. La mía son los otros. Pero no éstos, ni esos, ni aquéllos; todos. Que en eso soy solidario. Me preocupo por ellos, cómo no; pero su felicidad se la tienen que buscar y dar ellos mismos. Yo, tan solo, les pregunto; no exigiendo respuesta alguna. Me conformo con mirarlos, entenderlos y ayudarlos. Que es mi trabajo y una de mis felicidades.