LA REVOLUCIÓN DE LAS PENSIONES - Grupo Areópago (5 de marzo de 2018)
La revolución de los pensionistas, así se movía en twitter la manifestación a las puertas del Congreso de los Diputados. Ellos, con todo el derecho, exigen un tratamiento digno y unas pensiones que sean suficientes para mantener el nivel de vida. La sociedad está en deuda con ellos, sus esfuerzos y generosidad muchas familias han hecho posible que muchas familias sobrevivan tras la gravísima crisis económica que estamos sufriendo.
Escuchando las noticias, leyendo periódicos, mirando las características de nuestra sociedad, resuenan las palabras pronunciadas por una religiosa ante las familias que se quejaban y protestaban por el cierre de un colegio, en un pueblo. Decía aquella monja: “Yo, nosotras las hermanas, hemos hecho cuanto hemos podido para que el colegio siga abierto”. Y ante el comentario inoportuno de algunos padres, la hermana con mucha serenidad dijo a aquel padre: “-Mire salvo tener hijos, las hermanas hemos hecho todo lo que ha estado en nuestras manos para que el colegio siga abierto, como no hay niños no podemos continuar nuestra labor”.
Algo parecido se podría decir a nuestra sociedad. Las pensiones y el bienestar de nuestros mayores dependen de muchos y variados factores socioeconómicos; pero sobre todo depende de los jóvenes. Si nuestra sociedad sigue decreciendo y no hay más nacimientos podremos firmas muchos pactos, realizar grandes promesas a los pensionistas. Podremos gravar con más impuestos a la sociedad, pero seguiremos sin recursos para atender dignamente a las personas mayores.
Nuestra sociedad necesita urgentemente una reforma del sistema de pensiones, una reunión del pacto de Toledo, escuchamos a diario. Esa reunión quiere reformar el sistema de pensiones, y esto exige de nuestros representantes y de toda la sociedad una apuesta de futuro y fomentar una cultura de la vida, en todos los aspectos: cuidado de la familia, apuesta por la natalidad, mejora de los salarios, formación de los más jóvenes para que puedan tener unas condiciones de vida y trabajo dignas. Nuestros mayores, los actuales pensionistas, nos han enseñado que la sociedad avanza cuando la familia es cuidada y crece, aprendamos la lección.