VIVENCIAS MUNDANAS - Jesús Sánchez-Ajofrín Reverte (4 de mayo de 2018)
Las relaciones humanas adolecen de zonas bastante oscuras y tenebrosas; como así ocurre en cualesquiera de las dimensiones mejor iluminadas del planeta o del universo en general. Por esa razón, si trasladamos este ejemplo del espectro físico, al contexto más íntimo de las vivencias humanas con el núcleo familiar: padres, hermanos, hijos... Esa oscuridad (con el tiempo) puede llegar a ser incomprensible y traumática. Se puede convertir (como en esos agujeros negros del cosmos) en ceguera permanente, y no responder a las razones psíquicas más comunes ya estudiadas. Aunque (durante muchos años) las relaciones fluyan en la normalidad más absoluta, esa oscuridad nos puede dejar ciegos temporalmente; y, con frecuencia, para siempre.