GUERRA Y DEMOCRACIA - Mario Blázquez (11 de mayo de 2018)
Hace falta una guerra, Siria ya no sirve. Irán siempre ha estado en el objetivo, no hay que olvidar que en la etapa de Obama estuvo a punto de iniciarse un ataque al país persa. Toda la maquinaria propagandística de los EE.UU se encargó de hacerlo creer al resto del mundo. Hay que atacar Irán sí o sí. El lema era el de siempre: “Nosotros podemos tener armas nucleares, pero todo aquel que ose a tenerlas también, es una potencial amenaza”. Después, parece que se desistió sin mediar ninguna medida real que lo justificara, como tampoco estaba justificado el ataque. Ya lo reflejó Todorov en “Los enemigos íntimos de la democracia”, donde aludía a que “EE.UU y los países occidentales tratan de imponer la democracia incluso por la fuerza”. O como expresó Umberto Eco, “gracias a que hay guerra, hay paz”. Una curiosa contradicción. Ejemplos como la guerra preventiva de en Irak, y ahora, Trump, que no ha podido tener su guerra con Corea del Norte, prácticamente firma la paz con el país coreano con una mano, mientras con la otra declara la guerra a Irán. Con Israel como aliado, por supuesto. O tal vez sea al revés, incluso. Además, ahora todo vale, porque las guerras se juegan en otro campo, en Siria, donde Israel ha lanzado misiles contra objetivos militares iraníes en el país ya devastado por la guerra. Ya no sirve esa guerra interna de Siria, ahora se ha convertido en un tablero donde kurdos, turcos, rusos, israelís y americanos saldan sus cuentas en lugar de hacer algo por aquel país. Curiosa, la democracia ejemplarizante como excusa para una guerra.