EN RECUERDO DE GONZALO LAGO, ALCALDE DE TALAVERA - Marta García Perez (7 de junio de 2018)
Que Talavera de la Reina fuera elegida sede institucional en el Día de Castilla-La Mancha de este año, causó unánimemente entre los talaveranos, mucha más indignación y estupor que aplausos, ya fuera entre la gente de a pie, asociaciones, colectivos, etc. Incluso se pudieron ver colgadas en las fachadas, balcones y ventanas muchas banderas talaveranas con crespones negros como señal de protesta.
Fue interpretado por la ciudadanía talaverana como una burla y una humillación por parte de la Junta, una de las máximas instituciones culpables de la situación tan dantesca que atraviesa Talavera. Un día en el que la teatral puesta en escena de los políticos se reveló como una tragicomedia totalmente ajena a los problemas, sufrimientos, demandas y reivindicaciones de los indignados talaveranos.
Y como era de esperar, en el transcurso de la teatral representación institucional, el mandamás autonómico ofendió con sus inapropiadas y desafortunadas palabras al fallecido regidor talaverano Gonzalo Lago, ya muy enfermo en 2014 cuando tuvo lugar también en Talavera el Día de Castilla-La Mancha.
Gonzalo Lago fue una bellísima persona, un gran profesional y un gran alcalde. Todo lo que hizo estuvo presidido por su calidad humana y su exquisita educación. Un hombre cercano a los talaveranos y con un afán emprendedor de cambiar el fatal destino que hace décadas parece presidir el rumbo de Talavera. Fue una persona que heredó una ciudad con alarmantes evidencias de deterioro económico, en plena cuesta abajo y con muchos problemas.
Resulta repugnante, una vez más, la actitud ruin y grosera del presidente castellano-manchego, el mismo que encabeza la jauría de culpables que insistentemente marginan a Talavera y la discriminan hasta convertirnos en ciudadanos de cuarta.
El espíritu combativo, valiente y audaz de Gonzalo Lago es el que debe pervivir para luchar y ser exigentes con el devenir de nuestra ciudad, teniendo presente que Talavera no puede seguir su imparable camino hacia un abismo sin fin.
Descansa en paz, Gonzalo.