REFORMAS Y CONTRARREFORMAS - Grupo Areópago (23 de noviembre de 2018)
La siguiente sentencia-opinión de uno de los más prestigiosos pensadores políticos del siglo XIX puede ser un elemento referencial de análisis para ayudarnos a discernir y tomar postura sobre la problemática que plantea el proyecto de Ley de Educación que tiene preparado el gobierno socialista y que los medios de comunicación nos han filtrado: “Las objeciones que con razón se formulan contra la educación por el Estado no son aplicables a que el Estado imponga la educación, sino a que el Estado se encargue de dirigirla; lo cual es cosa totalmente diferente” (J. Stuart Mill: “Sobre la libertad”, 1859).
Es fácil deducir, desde un análisis crítico-histórico sobre la evolución del sistema educativo de nuestro país desde que el Estado moderno toma conciencia de que la educación es también una cuestión social, y por tanto necesitada de organización, financiación y control público, que la educación en la España contemporánea es una historia de reformas y contrarreformas. Bien por los múltiples cambios de regímenes políticos, o por la alternancia de partidos políticos de diferente ideología en el poder, la educación ha sido un campo de lucha ideológica, con un movimiento pendular en función del partido en el gobierno.
Por lo que nos cuentan los medios de comunicación, el nuevo proyecto de ley del sistema educativo va a nacer en un contexto de contrarreforma. Sin pacto escolar, ni consenso entre todas las personas e instituciones que deben participar en el hecho educativo según mandato constitucional, la nueva Ley de Educación nacerá bajo el signo de la ideología de los partidos que conforman el entramado que apoya al gobierno. Es decir, desde el dirigismo estatal y desde lo que Stuart Mill llama la “tiranía de las mayorías”. Sin duda es un retroceso para nuestra joven democracia.
Las últimas iniciativas para intentar llegar al pacto escolar que tanto anhelan las comunidades educativas se han visto frustradas precisamente por el empeño de los partidos políticos en hacerse con el control ideológico de la escuela. Control que atenta contra el artículo 27 de nuestra Constitución que habla precisamente de libertad de enseñanza, del derecho de los padres a elegir la formación religiosa y moral que estimen más oportuna para sus hijos, de la libertad de creación de centros docentes… Pero sobre todo atenta contra la libertad de conciencia del niño o del joven al que se le quiere moldear y orientar desde una determinada ideología.
Es la síntesis de una larga y triste historia de apropiación de voluntades por parte del poder mediante el adoctrinamiento escolar.