ESTADOS UNIDOS PECULIAR - Luis Cabaneiro Santomé (30 de noviembre de 2020)
Que los Estados Unidos no dejan indiferente lo corrobora la acusación de fraude electoral de un Donald Trump que no ha podido evitar su derrota a pesar de sus intentos desesperados por demostrar que sus acusaciones, al final carentes de sentido, tenían su fundamento en hechos y no en la mente imaginativa de un presidente despechado por sus ciudadanos, como su intento por anular resultados en algunos Estados y su creencia de que el anuncio de la eficacia de algunas vacunas inmediatamente después de las elecciones olía más a boicot a su candidatura que a casualidad del destino; sin embargo, que las dudas de fraude electoral den paso al reconocimiento pacífico y generalizado de la victoria de Joe Biden cuando la situación comenzaba a comprometer la estabilidad del país, muestran la grandeza de su democracia. También presagiaba una tragedia el sacar sus armas a la calle y sin embargo, el no hacer nadie uso de ellas en un momento de tanta tensión, demuestra que su convivencia habitual con las armas ha conseguido que las hayan normalizado de tal forma que su defensa a ultranza como un derecho a la autoprotección, no resulta un argumento tan descabellado en EEUU como en otros países donde su novedad y carga negativa pondría los pelos de punta en el cinturón de un civil o en la guantera de su coche.