LÍMITES INFRANQUEABLES - Luis Cabaneiro Santomé (11 de enero de 2021)
Se nos llena la boca de nobleza y dignidad pero tenemos la mente ocupada con mucha ambición y el corazón con solidaridad, pero no con la necesaria. No puede ser que el lugar donde nacemos en el mundo o la familia en el seno de la cual lo hacemos determine nuestro afortunado o desafortunado destino y que nuestra condición humana intente compensarlo pero no remediarlo. Es normal que una persona sea de una forma u otra por sus genes pero es anormal que lo sea por sus orígenes. Bien es verdad que aunque todo el dinero del mundo se repartiera equitativamente y se sorteara el lugar que ocuparíamos en él, no se resolvería el problema de la desigualdad pues no se pueden repartir ni las capacidades personales ni la suerte encargadas de marcar las diferencias, pero al menos debería existir un límite infranqueable por abajo marcado por la dignidad y que en caso de sobrepasarse fuera obligatorio reponerlo.