La melancolía de Llorente y el papelón de Mora, estrellas ayer en las Cortes con un consejero como provocador
Diversos portavoces políticos de distintos partidos protagonizaron este jueves la primera sesión del inacabable Pleno de los Presupuestos de la Junta en las Cortes de Castilla-La Mancha, aunque por distintas razones tres dirigentes tuvieron un especial relieve a lo largo de la sesión y llamaron la atención significativamente. En primer lugar, David Llorente, el eterno segundón de Podemos y rival interno de su líder regional y ahora vicepresidente segundo de Castilla-La Mancha, José García Molina. En segundo lugar, Fernando Mora, portavoz único e incansable de la bancada socialista a lo largo de toda la jornada. Y el tercero, el consejero de Hacienda, Juan Alfonso Ruiz Molina, con presencia intermitente en la sesión pero agresivo y provocador contra el PP en su discurso inaugural con el que se abrió el Pleno.
Hubo más protagonistas destacados pero estos son, desde nuestro punto de vista, los tres más reseñables. En el caso de David Llorente, su protagonismo fue involuntario: absolutamente solo en su escaño podemita, ya sin García Molina y con la otra diputada, María Díaz, como vicepresidenta de la Mesa, Llorente fue el blanco de muchas intervenciones de los portavoces del PP, que le interpelaban repetidamente para que interviniera en la sesión y mostrara sus opiniones reales sobre la entrada de Podemos en el Gobierno de Emiliano García-Page y la renuncia podemita a sus principios para alcanzar este acuerdo, mal visto por una parte de la formación morada. Al diputado Llorente, que se mordió la lengua durante toda la sesión, se le veía melancólico y pensativo, aplastado en su escaño sin saber cómo afrontar el chaparrón, sobre todo por su conocido enfrentamiento con García Molina. En el PP están convencidos de que si votara con libertad y en coherencia con su opinión real, el voto de Llorente sería contrario a los Presupuestos, pero su silencio fue prudente y total, "hipócrita" en la opinión de muchos populares.
En cuanto a Fernando Mora, hay que decir que este veterano diputado socialista cumplió sobradamente con el papelón encargado por su partido: ser el portavoz que respondiera una y otra vez durante horas y horas a los distintos diputados del PP que iban presentando sus enmiendas a lo largo de la interminable sesión. Mora fue el diputado del PSOE que con más mayor mérito se ganó ayer su sueldo, ya que apareció como incansable portavoz socialista frente a las embestidas de los populares a lo largo de toda la larguísima jornada. Sus compañeros le miraban entre admirados y aburridos ante su capacidad para mantener en pie el discurso socialista frente a un Partido Popular más sólido que en otras ocasiones y con muchos argumentos contra los Presupuestos del PSOE y Podemos. Mora estuvo de nota y al menos hizo lo que pudo.
Finalmente, es destacable la forma provocadora con la que el consejero Ruiz Molina empezó el Pleno, completamente al ataque contra la oposición y sin defender sus cuentas más allá de desmontar las críticas del PP. Agresivo y duro desde el primer momento, Ruiz Molina parecía llegar con la intención de provocar a los portavoces del PP para que entrasen al trapo y se montara un nuevo show parlamentario, aunque los populares no cayeron en la trampa y su tono fue más tranquilo que el del consejero, pese a la respuesta que dio Ana Guarinos pidiendo respeto para el partido ganador de las elecciones en Castilla-La Mancha, o sea el PP. Guarinos fue la mayor protagonista de la bancada popular, con muchas, frescas y contundentes intervenciones, aunque sin el tono tan agresivo de anteriores ocasiones. Su papel fue bien valorado por su partido. Otros diputados del PP, como Cesárea Arnedo y Francisco Núñez, calentaron mucho el ambiente con encendidos discursos, aunque otros como Francisco Cañizares o José Manuel Tortosa moderaron mucho el tono sus palabras pese a sus duras críticas.
Destacó a lo largo de toda la sesión la ausencia casi total del Gobierno de Page en el banco azul y tan sólo se vio al Ejecutivo al completo en el comienzo del Pleno. Después casi todos se marcharon y sólo algunos consejeros, como el propio Ruiz Molina, siguieron de forma intermitente la sesión en la propia Cámara. Una sesión que terminó pasadas las 10 de la noche tras más de 11 horas de debate.