Confidencial

El laberinto de una importante alcaldesa de la región que es rehén de su pasado

15 noviembre, 2017 00:00

La sentencia del Tribunal Superior de Justicia favorable a la apelación de una exconcejala socialista en el proceso de Aguas de Alcázar de San Juan que se conoció ayer, en vez de venir a solucionar el problema lo agrava aún más y complica enormemente la posición de la alcaldesa, Rosa Melchor, que debe seguir defendiendo la remunicipalización del servicio de aguas pese a saber que eso es la ruina para la ciudad.

Rosa Melchor fue una de las voces más críticas y batalladoras contra la privatización de la empresa Aguas de Alcázar en aquellas convulsas jornadas en las que se agitó la calle hasta límites extremos apelando al sentimiento de los vecinos y con proclamas del tipo “Nos roban el agua” (¿A qué les recuerda?). La realidad era otra. Y es que la empresa municipal Aguas de Alcázar estaba en quiebra y con una deuda millonaria y las soluciones que se planteaban suponían el endeudamiento del municipio por los siglos de los siglos o una subida brutal de impuestos a los vecinos. Entre una y otra cosa se optó por la creación de una empresa mixta del ayuntamiento con un socio privado dispuesto a hacerse cargo de la deuda a cambio de la concesión del servicio. Las aguas siguen siendo del municipio pero la gestión la realizan conjuntamente el Consistorio y una empresa privada. Por lo tanto, nadie roba el agua a los alcazareños. Por el contrario, se ha normalizado el servicio, los vecinos no han notado ningún cambio en el suministro, no han subido las tarifas y ahora no hay posibilidad de que la gestión vaya a la ruina como cuando era cien por cien pública.

Eso lo sabe la alcaldesa. Y también que una cosa es estar en la oposición y defender cualquier tipo de causa y otra estar en la alcaldía y asumir con responsabilidad una gestión pública racional. Remunicipalizar Aguas de Alcázar supondría volver a la situación anterior, declarar de nuevo en quiebra la empresa, hacer frente al gasto que todo ello supondría e indemnizar a la actual compañía adjudicataria del servicio. Es decir, la ruina de nuevo para el ayuntamiento. Los alcacereños deben ser conscientes de que la sentencia judicial del alto tribunal de Albacete no se ha tomado por una mala gestión del agua o porque alguien la esté robando o lucrándose con ella, sino porque el pleno del ayuntamiento tomó una decisión sin la mayoría absoluta que se requería para ello. El equipo de gobierno contaba con todos los informes a favor y nadie les advirtió que necesitaban mayoría absoluta. De hecho, los tribunales les dieron la razón en primera instancia y ha sido ahora el TSJCM el que ha dictaminado en contra. No sabemos qué ocurriría si el asunto llegara al Tribunal Supremo.

La alcaldesa, Rosa Melchor, necesita tiempo. Por ahora se ha limitado a señalar una serie de circunstancias previas a la remunicipalización que pasarían por la liquidación de la empresa mixta o la extinción del contrato con Aqualia. Cree que podría ser “un paso importante que nos acerque muchísimo a la reversión del procedimiento”, pero no se sabe cuándo. Melchor ha anunciado que seguirán dando pasos “apoyados ahora por esta sentencia a favor de remunicipalizar Aguas de Alcázar”.

Rosa Melchor tiene difícil la salida del laberinto porque si se muestra en contra de la remunicipalización de Aguas la crujen los abanderados de la causa y si la remunicipaliza hunde la economía del ayuntamiento y, a la larga, seguramente, la de los propios vecinos, que tendrían que hacer frente a la deuda pública local con sus impuestos. Además, se da la circunstancia de que quien ha ganado el pleito en el TSJCM es su compañera de partido Ana Belén Tejado, que presentó la apelación cuando era concejal y llegó a poner dinero de su propio bolsillo para defenderla en el Tribunal. Tejado rivalizó con Melchor en las primarias para la elección del secretario general del PSOE de Alcázar y perdió. Esto quiere decir que el problema se agrava porque también cuenta la rivalidad política dentro de una agrupación local del PSOE totalmente dividida y en la que el sector de Tejado, con el respaldo del exalcalde Fernando Sánchez Bódalo, está esperando un mal paso de Melchor para echársele encima.

Melchor, insistimos, necesita tiempo y solo puede dárselo la empresa concesionaria de Aguas recurriendo la sentencia del TSJCM. Volvería a alargarse el pleito hasta más allá de las elecciones municipales de  2019 y entonces sería la nueva Corporación la que tendría que hacerse cargo del problema. Lo curioso de todo esto es que el servicio de aguas de Alcázar es tan bueno o mejor que el de cualquier localidad de Castilla-La Mancha y que la empresa concesionaria, Aqualia, una de las que más potentes y especializadas en este tipo de servicios y de las que más localidades gestiona en la región, está haciendo un trabajo impecable. Pero la obcecación política, la irracional oposición a la privatización de servicios públicos y la demagogia pueden acabar con todo ello con tal de volver a la situación anterior, aunque ello signifique la quiebra de la empresa pública, el servicio precario y la ruina del ayuntamiento.