Confidencial

La crisis por el desalojo de las viviendas de Guadalajara fortalece la figura del alcalde

15 enero, 2018 00:00

Uno de los grandes activos del PP en Castila-La Mancha es el alcalde de Guadalajara, Antonio Román. Por muchas razones. La más importante es la capacidad política y de gestión que ha demostrado todos estos años como alcalde y, en consecuencia, la garantía que ofrece a su partido como activo electoral de primer orden. No es casual que muchos le incluyan en el reducido grupo de potenciales dirigentes del PP castellano-manchego que pueden suceder a Cospedal como candidatos a la Presidencia de la Junta, si es que tiene que plantearse en algún momento.

La calidad como alcalde la ha vuelto a poner de relieve Antonio Román al hilo de la crisis local y regional desatada desde Guadalajara por el desalojo de los vecinos del número 1 de la calle Laguna Quebrada. Como si de una premonición se tratara lo que se ha quebrado es un bloque de viviendas propiedad de la Junta de Comunidades apenas trece años después de haberse construido. Era lógico que se pusieran de los nervios en el gobierno regional y que se quisiera cerrar el asunto cuanto antes y con el menor eco mediático posible. La Junta se ha volcado desde el primer momento poniendo a la consejera de Fomento, Agustina García Élez, al frente del operativo y haciéndola permanecer a pie de obra en todo momento. Sin duda ha estado a la altura de las circunstancias.

Antonio Román se ha puesto menos nervioso. Ha mantenido la calma y ha tratado por todos los medios de hacer las cosas bien, sin prisas, pendiente en todo momento de las familias afectadas y procurando a toda costa que no sean realojados si existe el mas mínimo riesgo para ellos. La consejera quería que este domingo volvieran todos a sus casas, pero el alcalde ha preferido esperar a que los 20 inquilinos que aún están alojados en hoteles o con sus familiares tengan total garantía de seguridad para volver. Pese a que no han faltado ocasiones de tensionar el ambiente entre el ayuntamiento y la Junta, Antonio Román decidió con buen criterio aparcar las críticas y dejar para después la petición de responsabilidades técnicas, políticas y empresariales, que las hay también probablemente.

Algo que han valorado los vecinos afectados ha sido la actitud del alcalde con ellos. Este domingo, con el apoyo del vicealcalde, Jaime Carnicero, han informado personalmente, uno por uno, a los desalojados, llamándoles por teléfono e indicándoles si sus viviendas podían ser habitadas de nuevo o no, dando amplias explicaciones sobre la situación y poniéndose a su disposición. En todos los casos han querido dejar claro que para el ayuntamiento lo prioritario es garantizar su total seguridad. Incluso algunos vecinos han transmitido a Román el temor a volver a casa por temor a lo que pueda pasar.

Paralelamente, la Junta, con muchos más medios, activó a las dos y media de la tarde un dispositivo de trabajadores sociales y psicólogos que están trabajando en el plan de realojamiento y diagnóstico y atención social a las 26 desalojadas que han vuelto a sus casas, recibiéndoles en el edificio y atendiendo las necesidades que se les puedan presentar. Técnicos de Gicaman, por su parte, les informan del estado del edificio y certifican que no hay riesgo alguno para ellos.

Por fortuna todo está funcionando.