Los "chivatos" detectan actividad en la finca más secreta y misteriosa de Castilla-La Mancha
La aplicación Strava, que sirve para monitorizar la actividad deportiva de corredores y ciclistas que utiliza pulseras de medición, ha provocado una importante brecha de seguridad a nivel mundial. Estados Unidos parece ser el país más afectado, ya que los mapas de calor que elabora Strava a partir de los datos obtenidos de los pulsómetros han revelado los lugares por donde suelen entrenarse sus soldados en Irak, Afganistán y otros lugares ‘calientes’ del planeta.
España también se ha visto afectada. Tal y como ha contado El Confidencial Digital esta misma semana, los mapas de Strava desvelan datos acerca de las rutas que utilizan los militares españoles para realizar ejercicio físico, pero además muestran recorridos de patrullas. Una de las instalaciones monitorizadas es la finca El Doctor, en la provincia de Ciudad Real, un misterioso espacio propiedad del Centro Nacional de Inteligencia en el que se desarrollan actividades discretas de información del Estado. Es la finca más secreta y misteriosa de Castilla-La Mancha.
Pero hay más casos: por ejemplo, en Líbano. Algunos soldados salieron de sus bases con las pulseras activadas y la aplicación señaló las carreteras por las que discurrieron los convoyes militares que patrullan la zona sur del Líbano. La denominada ‘Blue Line’. El Confidencial Digital ha podido saber que en Defensa se estudia cómo poner límites a la utilización de estos dispositivos durante las misiones en el extranjero, y también en instalaciones nacionales sensibles para la defensa nacional.
Las Fuerzas Armadas no ha sido la única institución en verse salpicada por el escándalo de Strava. Los mapas de calor también revelan, por ejemplo, la actividad deportiva que se realiza dentro del recinto del palacio de La Zarzuela, aunque los datos no indican si se trata de algún miembro de la Familia Real o de personal de seguridad.
Quien hasta ahora ha salido indemne es el CNI, el servicio de inteligencia español. Tal y como ha podido comprobar El Confidencial Digital, las inmediaciones de la sede central que ‘La Casa’ tiene en las inmediaciones de Valdemarín (Madrid), a poca distancia del Hipódromo de la Zarzuela, muestran actividad registrada por pulsómetros, pero el rastro se pierde totalmente en el aparcamiento, al norte de las instalaciones. El citado periódico ha tratado de confirmar con fuentes del centro si esta situación se produce por la existencia de algún tipo de norma o sistema electrónico que impide la utilización de estas pulseras dentro de las instalaciones del CNI, pero las voces consultadas ni confirman ni desmienten al respecto.
Sin embargo, el mero hecho de que las pulseras reflejen el movimiento de entrada en el complejo de edificios ya resulta preocupante desde el punto de vista de la seguridad del personal del CNI. Sobre todo si se tiene en cuenta que algunos expertos informáticos han anunciado que es posible ‘aislar’ un solo rastro y seguirle los pasos. Lo han conseguido con un soldado francés, al que han podido rastrear desde Irak hasta su domicilio en Francia.
Misteriosa finca en Ciudad Real
Si existen unas instalaciones rodeadas de misterio en España, esas son las de la finca 'El Doctor', tal como afirma El Confidencial Digital. Un extensión de terreno, con diversos edificios, fuertemente vallada y protegida por sistemas de seguridad y cámaras, que el CNI tiene en el municipio de Manzanares (Ciudad Real). En la década de los 60 y 70 fue utilizada por el servicio secreto alemán.
Poco se sabe acerca del uso actual que el servicio secreto español da a dichas instalaciones. Pero, por lo revelado hasta ahora por personas que se sometieron al proceso de ingreso en el Centro, algunas de las pruebas a nuevos reclutas se realizan en dicha finca. En sus edificios hay aulas y una residencia, y también varios bunkers.
‘El Doctor’ se encuentra en medio de la nada. No hay ningún cartel que indique su existencia, y la única prueba de ‘vida’ en su interior es la garita blindada que se ve a la entrada del recinto, protegido por una valla de más de dos metros con alambre de espino. Ni siquiera en Google Maps se puede ver el complejo desde el aire: la zona se muestra borrosa, al tratarse de un lugar sensible para la seguridad nacional.
Pese a las reservas y el secretismo que rodea a estas instalaciones, sus moradores también han sido ‘victimas’ de Strava. La aplicación revela varios recorridos de actividad física en su interior. Dos grandes pistas que cruzan transversalmente el interior de la finca aparecen marcadas en color rojo, evidenciando que son lugares donde es común correr. También todo el perímetro de valla revela intensa actividad.