La sanidad en Castilla-La Mancha tiene muchos valores notables, pero también carencias y circunstancias claramente mejorables. El consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz, y la directora gerente del Sescam, Regina Leal, son conscientes de ello, pero hay problemas que no terminan de resolverse e inquietan de una manera especial a los profesionales sanitarios en todos los ámbitos. Uno de estos problemas importantes, que parecen estar en pleno rebrote en Castilla-La Mancha, es el de las agresiones e insultos a los profesionales, una lacra desesperante que preocupa mucho en los sectores sanitarios de la región.
Desde las organizaciones profesionales como los colegios de médicos y enfermería, y también desde los sindicatos, llevan tiempo insistiendo en la necesidad de afrontar este problema con medidas eficaces y urgentes, pero en los últimos meses las críticas se han recrudecido y están presionando a la Consejería y al Sescam en esta misma dirección. Algunos colectivos, como por ejemplo la sección de sanidad de la Central Sindical Independiente de Funcionarios (CSIF), insistió la pasada semana en esta grave situación y denunció el “alarmante” aumento de las agresiones e insultos a los profesionales del Sescam, algo intolerable que también han denunciado recientemente desde otras plataformas profesionales.
En estos momentos, según estas fuentes, las agresiones sanitarias son una “lacra” en Castilla-La Mancha y constituyen uno de los principales “puntos negros” en la gestión de la sanidad, circunstancia por la que se exigen medidas inmediatas a la Administración sanitaria. En este sentido, se considera que una de las causas de este problema es la falta de personal y el colapso de los servicios públicos sanitarios, ya que estas carencias provocan frustración en muchos ciudadanos, pacientes y usuarios que en los peores casos terminan en agresión. Las mismas fuentes consideran “intolerable” el aumento de las agresiones verbales y exigen poner coto inmediato al conflicto.
Según el CSIF, la situación está afectando psicológicamente a muchos trabajadores y esto repercute a su vez en la calidad del servicio que se presta al ciudadano. Este sindicato habla de presión asistencial, estrés físico y emocional y servicios saturados, de manera que exigen al Sescam actuaciones con la mayor brevedad posible. Como medida de urgencia, más allá de otras que se tomen próximamente, se piden vigilantes de seguridad en los centros sanitarios y una campaña de concienciación pública contra las agresiones a los profesionales de la saludad.