El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, está pasando de la palabra a la acción en contra de algunas de las políticas del Gobierno que preside Pedro Sánchez. Ya no se limita únicamente a señalar de palabra aquello que no le gusta. Esta semana ha dado dos ejemplos de ello.
Nada más volver de su viaje al extranjero, pasadas las elecciones andaluzas, sobre cuyos resultados aún no ha dicho nada, Page ha anunciado que en la primera quincena de junio su gobierno aprobará el anteproyecto de la Ley de Reparación y Reconocimiento a las Víctimas del Terrorismo de la región. Reclama con ello, que "no se viva con rencor ni siquiera en esto". "Lo que pasa es que una cosa es no vivir con rencor y otra cosa es la desmemoria, por eso quisiera hacer presente mi recuerdo a las víctimas". Y lo va a hacer legislando sobre el asunto.
La eficacia de esta medida está por ver, pero se trata sobre todo de una declaración política de principios sobre el terrorismo que desde el PSOE y desde el Gobierno de Pedro Sánchez se está tratando de una manera completamente distinta dado que el ejecutivo nacional se mantiene, entre otros, gracias al apoyo de un partido filoetarra. Esto es pasar de las palabras a la acción por parte de Page.
Como también lo es, de manera más visible aún, el hecho de que el martes el Gobierno de Castilla-La Mancha fuera el único del PSOE que votó en contra del nuevo modelo de cuidado de las personas en las residencias de mayores y de atención a la dependencia que promueve la ministra Ione Belarra. No impidió que el acuerdo saliera adelante, pero quedó claro que hay un gobierno del PSOE que se opone radicalmente a una normativa que incrementará el precio de las residencias y reducirá miles de plazas en un sector en el que no sobran actualmente. En medios del Gobierno regional aseguran que hubieran votado también en contra de haber sido decisivo su voto para que la normativa no saliera adelante.
Page no se conformó con ordenar el voto contrario a la propuesta de una ministra de Pedro Sánchez sino que además le echó un rapapolvo a los que impulsan la política del “yo invito y tú pagas” porque, a su juicio, "siguen cargando a lomos de comunidades autónomas y ayuntamientos más servicios públicos mientras que se dedican a marear la perdiz", a la vez que aprovechaba para recordar que el modelo de financiación autonómica lleva caducado desde hace ocho años y que es necesaria la convocatoria urgente de la Conferencia de Presidentes.
Page se afianza como el verso suelto de los dirigentes socialistas, consciente de que las elecciones en Castilla-La Mancha no se ganan con las políticas de Pedro Sánchez y su gobierno, como se ha demostrado recientemente en Andalucía, pero también convencido de que su manera de gestionar la cosa pública debe ser de acuerdo con sus principios y su forma de entender la defensa de los intereses de los castellano-manchegos.