La Virgen de las Viñas es una advocación mariana del cristianismo. Varias poblaciones han tomado a esta advocación como su patrona, y varios templos están consagrados a su nombre. Entre esas poblaciones está Tomelloso, que dedicó un santuario a la Virgen de las Viñas en una época relativamente reciente. Fue tras la Guerra Civil cuando se acogieron a su patrocinio en Tomelloso, como consecuencia de una misión popular que impartió un claretiano que procedía de Aranda de Duero, donde la tradición venía de lejos.
Es algo que hicieron bien los tomelloseros. Y otra más fue la de elegir en la década de los noventa a Rafael Torres presidente de la Cooperativa que lleva el nombre de la Virgen. Una cooperativa que formaron quince clarividentes agricultores hace 60 años y que hoy se ha transformado en la mayor de toda Europa y probablemente la segunda de todo el mundo, con 3.000 socios que la sostienen y una solidez y fuerza que ha quedado patente en la celebración de su aniversario del sábado pasado.
La Cooperativa, bajo la advocación de la Virgen y de Rafael Torres, ha sido testigo de algún que otro milagro a lo largo de su historia. El principal, su transformación en un gigante del sector agroalimentario sobre la base de producción del vino y el aceite. Otro de los milagros, ese debido estrictamente a su presidente, es haber convencido a los coperativistas, esos aparentes hombres rudos del campo, para invertir parte de los beneficios de la empresa conjunta en un museo de arte moderno. En pleno corazón de La Mancha y, eso sí, en un pueblo en el que nunca han faltado ni el arte ni los artistas. Hoy el Museo, que lleva el nombre de la infanta Elena, posee un fondo de obras de arte con más valor que el dinero que se invirtió en su construcción y adquisición de cuadros y esculturas. Eso es apostar por la cultura con mayúsculas sin perder la noción clave del negocio que anima a entidades de estas características.
Tomelloso es una ciudad singular y ejemplar cuyo exitoso desarrollo como colectivo es un misterio. Es como el de La Mancha en general, pero más perfeccionado. "Ojalá hubiera muchos tomellosos", decía el presidente regional, Emiliano García-Page, a los dos mil invitados que celebraban el 60 cumpleaños de la Cooperativa en un acto en el que hasta el calor se rindió a la magia de una noche tan especial.
“Los sueños tienen siempre liderazgos, gente que tire del carro y se hagan realidad” y aquí el mérito” es de Rafael Torres, presidente de la empresa", proclamó el consejero de Agricultura, Francisco Martínez Arroyo, en su turno de intervención, en el que puso a Virgen de las Viñas como “ejemplo de estabilidad y garantía de responsabilidad, además de sentido común y emblema de Tomelloso”.
Rafael Torres, que es un milagro en sí mismo, homenajeó a los "verdaderos protagonistas del acto, que son los socios y socias, por impregnar a la región de su carácter, de su emprendimiento e innovación reflejados en esta magna obra, su empresa, que, hace ya 60 años, 15 personas la crearon y desde entonces no ha dejado de crecer y ser un ejemplo a seguir para las generaciones futuras".
No faltó nadie a la cita, aunque se echó de menos a alguno con las elecciones autonómicas y municipales en el horizonte. Es el poder de convocatoria de la Cooperativa y, sobre todo, de su presidente, Rafael Torres Ugena: un médico, empresario y humanista de los de antes. Un ejemplo a seguir.