David Llorente contra Goliat Molina, el chorreo de Cospedal y el calvario de Patricia y Aurelia
Supongo que el buenazo de David Llorente, el hombre tranquilo de Podemos en Castilla-La Mancha, ya sabe que va a perder las primarias frente al secretario general, José García Molina, pero hace bien en intentarlo. Los alternativos nunca o casi nunca tienen nada que hacer frente a los aparatos y menos en Podemos, donde el Gran Hermano Pablo Iglesias todo lo ve y todo lo oye, de manera que a estas alturas ya tiene decidido que su amigo García Molina se suceda a sí mismo y sea el candidato oficialista. Llorente es un chico rebelde y juvenil, un tío de la calle y el alboroto que se mueve bien en las trincheras, pero mucho me temo que la candidatura alternativa que va a lanzar este fin de semana no pasará de ser una bonita historia de sueño y utopía. Ganará el poder, o sea este Molina que ha roto los presupuestos de Emiliano García-Page y se cree que eso es una hazaña y un gesto de progreso y rebelión. Ánimo, David, te queremos.
El caso es que no veo yo excesivamente preocupado a Page, tan campante y ricamente en su carrera de hombre-anuncio y dando titulares todos los días en la prensa regional sobre los trillones de empleos que están a punto de producirse en Castilla-La Mancha. El "a punto" es la clave que no termina nunca del todo de cuajar y que impide que la consejera de Empleo y Empresas, Patricia Franco, un suponer, no sea todo lo feliz que ella quisiera y tenga que soportar todos los meses unas listas del paro que, aunque es verdad que llevan una buena racha a la baja, todavía son de las peores y más altas de España. La velocidad de crucero que a todos nos gustaría en el empleo es más lenta de lo que se anuncia y seguimos los castellano-manchegos en la España del calvario y la penuria. Según el último informe oficial, casi un tercio de los hogares castellano-manchegos está en riesgo de pobreza a día de hoy, espeluznante dato que también puede valer para que la consejera de Bienestar Social, Aurelia Sánchez, eche una pensada y baje un par de puntos el listón del optimismo burocrático y oficialista, siempre exagerado.
Y es que a veces pienso que la realidad de la gente nada tiene que ver con la política. En el Senado se han enzarzado ayer martes los chicos del PSOE con la ministra de Defensa y líder castellano-manchega del PP, María Dolores de Cospedal, por las banderas a media asta durante la Semana Santa, como si eso fuera el problema de los españoles y le importase a alguien siquiera una miaja. El senador socialista Emilio Álvarez, que debe ser un lince, fue a por uvas contra Cospedal y se llevó un enorme chorreo de la ministra, que lo dejó sin palabras y sin argumentos. El asuntillo este de la bandera, que no deja de ser un entretenimiento para tontos, viene de una larga tradición que Cospedal ha querido respetar igualito que lo han hecho numerosos alcaldes socialistas, que, mire usted por dónde, también respetaron esa historia y retocaron la bandera en sus ayuntamientos. Son las cosas que pasan en la España de hoy, es decir, que un partido sin cabeza lleve a la Cámara Alta asuntos bajitos para hacer el ridículo. Esto lo tendrá que arreglar Susana Díaz a partir de junio, o tal vez Pedro Sánchez que, según sus propias previsiones, no va a ganar: va a arrasar. Pues eso, Page ya se ha puesto a rezar.