Felpeto y Collado en la guerra, Putin contra Cospedal, silencio en Talavera y el gran Javier Ruiz
Fuese y no hubo nada. Al menos por ahora. Talavera sacó a la calle a treinta mil almas, o las que fuesen, el día del extra de la ONCE y de momento ni la pedrea le ha tocado a la ciudad de la cerámica. Silencio total y ni una palabrita por ejemplo del presidente Emiliano García-Page o de algún ministro de Mariano Rajoy. Vamos por el buen camino, aunque si lo pensamos bien era lo que podíamos temer. Alguien ha dicho o escrito, o tal vez una misma lo haya soñado, que el trabajo más duro no era el de organizar la manifestación, sino el que queda pendiente a partir del día después. Y de momento el silencio se ha posado sobre los cielos talaveranos, dicen que contaminados por la negra nube de Madrid, y no ha pasado nada que no estuviera ya en el argumentario. Manto de indiferencia. Los líderes de la manifa ya estaban contentos con la manifa misma, como si ese fuera el fin y no un simple medio, y eso es una parte de lo que nos pasa a los talaveranos. Una más. Sólo el alcalde, Jaime Ramos, que digan lo que digan está siempre al quite, ha comentado la jugada y tiene la actitud que se debe en estos casos. Lleva la protesta por bandera y se planta en todos los despachos, pero no tengo muy claro para qué.
En fin, el mundo es una batalla y la que libra Talavera es de alta envergadura y dificultad. Pero la gran guerra de la semana la siguen librando, y bien que lo siento, el Gobierno de Page y la Universidad de Castilla-La Mancha, empeñados en mantener una pelea que está haciendo daño a ambas partes. Me duele en el alma ver en abierto enfrentamiento al consejero Ángel Felpeto y al rector Miguel Ángel Collado, a los que tengo por dos hombres buenos y sensatos, pero su batalla parece tener un mar de fondo que no termino de entender. Separan a Felpeto y Collado la friolera de veinte millones de euros, pero empiezo a intuir que este choque de trenes va más allá de la financiación porque si no esto no hay manera de entenderlo: las negociaciones están para arreglar las cosas de forma discreta y en privado, pero aquí la guerrilla se está librando en abierto y en los medios de comunicación, con el portavoz Nacho Hernando al mando de la gasolina. ¿Tan difícil es?
La guerra en nuestro tiempo tiene mil caras misteriosas. A la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, por ejemplo, se la quieren liar los rusos y no hacen más que ponerle trampas a ver si se pega un tropezón. Vladimir Putin, el hombre de hierro que manda en Rusia, quiere hacerle daño a Europa y ha encontrado en Cataluña un filoncito que está dispuesto a explorar. Cuenta hoy El Confidencial Digital, por ejemplo, que ya está confirmado por el Gobierno español que la bromita a Cospedal de dos humoristas rusos fue obra de los servicios secretos de Putin, a los que llaman el "subdepartamento de provocaciones", noticia que se une a una segunda de este mismo periódico en la que asegura que la inteligencia militar rusa está detrás de los ciberataques a los servicios españoles de Defensa y Exteriores. La sombra de Putin es alargada contra Cospedal y contra España, aunque por ahora debemos confiar que con malos resultados.
Y termino, en fin, felicitando a mi admirado colega Javier Ruiz, un talento natural del periodismo y de la vida en Onda Cero Castilla-La Mancha, por el premio que acaban de concederle Ángel Nicolás y sus chicos de Fedeto, tan merecido como feliz. Es un orgullo pertenecer a la misma profesión que Javier Ruiz y hasta tenerle como colaborador en este digital y ser amigos suyos. Te queremos, Javier, y te seguimos. Y viva la radio y que salgas en ella, amén.