¿ Aprovechategui?
Rivera pronunció en el Congreso un “hasta aquí hemos llegado” que el PP no ha sabido digerir. Le acusan de sufrir una especie de ataque de cuernos propio de la edad del pavo, de ejercer la política del “aprovechategui”. Pero da la impresión de que nadie en el Gobierno se ha parado a pensar en el sustento social que reside tras la advertencia del líder de Ciudadanos.
Los antecedentes al agrio debate parlamentario de esta semana son los siguientes:
- El gobierno aceptó sacar del 155 la intervención de la televisión autonómica catalana, como le exigió el PSOE.
- El gobierno se ha negado a meter mano en la policía autonómica catalana, cuya participación en el proceso secesionista está ampliamente acreditada.
- El gobierno ha negociado con el PNV (¡el PNV!) los Presupuestos Generales del Estado.
- El gobierno se ha negado a recurrir ante el Tribunal Constitucional la decisión del Parlamento de Cataluña de permitir el voto delegado de los prófugos Puigdemont y Comín. Dicen que porque lo recomiendan los abogados, pero el TC ya ha aceptado el recurso que sí presentó Ciudadanos.
- El presidente del Gobierno llegó a decir en televisión que debían presentar a Elsa Artadi, “hasta donde yo sé”, afirmó Rajoy, limpia de causas judiciales. ¿Alguien duda de que Artadi seguirá punto por punto la estrategia netamente golpista de sus predecesores?
- El gobierno negó que el proceso secesionista fuera financiado con dinero público, dando argumento a los huidos de la justicia y a los políticos presos, desautorizando a todo un juez del Supremo y desafiando al sentido común: la Generalitat está quebrada desde hace años y sólo sobrevive gracias a los dineros del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).
Es evidente que detrás de la estrategia de Ciudadanos hay un componente electoral, pero, ¿en qué decisión política de cualquier partido no existe este componente? Lo importante es si detrás de es estrategia hay o no razón, si persigue la justicia y el cumplimiento de la ley, si, en definitiva, se trata de una iniciativa acertada.
Hay un gran consenso social en que, durante largos años, PP y PSOE han pasteleado con los partidos independentistas para ganar 3 o 4 años de estabilidad en cada legislatura. Pero el largo plazo ha llegado, los que antaño sonreían amistosamente en Moncloa labrándose una injustificada imagen de hombres de Estado se han despojado de todo disfraz y han enseñado su verdadera cara.
Ayer el presidente Rajoy alabó la actitud del PSOE y rechazó la de Ciudadanos. Es natural, Rajoy es un hombre de la vieja guardia, sigue buscando los viejos pactos (con el PNV, por ejemplo) y no acaba de darse cuenta de que la España real, la de la vieja Castilla, está ya harta de que se privilegie a quien solivianta permanente el bien común.
Haría bien el PP en salir de la alfombra de los madriles y pisar el barro de esa España que no se queja en alto, a lo mejor se llevaban una sorpresa. Que, en vez de estar tan obsesionados por lo que dice Ferreras, se atrevan a visitar, por ejemplo, nuestra tierra; que pregunten a cualquiera por las calles de Toledo, Ciudad Real, Guadalajara, Albacete, Cuenca, Tarancón, Talavera, Puertollano, Sigüenza o Seseña. Seguro que si hacen este ejercicio de realismo, lo de Rivera ya no les parece tan de aprovechategui.