Milagros Tolón y Jaime Ramos, dos formas complementarias de defender el Tajo
Son rivales políticos pero aliados en la defensa del Tajo. Milagros Tolón, alcaldesa socialista de Toledo, y Jaime Ramos, alcalde popular de Talavera, han venido demostrando desde hace tiempo que se pueden tener diferentes proyectos ideológicos y políticos y mantener, a la vez, una posición clara y definida en torno al Tajo y los trasvases en la que se puede coincidir e incluso ir de la mano. Ambos alcaldes han participado esta semana en un destacado encuentro que ha tenido lugar en Aranjuez y en el que se han reivindicado, desde distintos puntos de vista, tanto la defensa del Tajo como la revisión de los trasvases y la necesidad de un pacto nacional del agua.
Es evidente que Tolón y Ramos no defienden exactamente lo mismo en materia de política hidráulica y que las posiciones de ambos se matizan y corrigen entre sí, pero sí está claro que existe una fuerte coincidencia en el principal objetivo común, que es también una gran reivindicación de Castilla-La Mancha: terminar con el expolio del Tajo, buscar soluciones alternativas para la falta de agua en otras comunidades que reciben los trasvases y poner fin de una vez por todas a la situación crítica y de baja calidad que atraviesa nuestro río. Naturalmente, nos encontramos en un largo proceso que no se resuelve de la noche a la mañana, pero sí parece claro que el punto de encuentro en los objetivos esenciales es un buen camino para encontrar las soluciones, y en ese camino creemos que se encuentran acertadamente tanto Milagros Tolón como Jaime Ramos.
Por nuestra parte, nos parece necesario insistir en la necesidad de encontrar el punto medio del conflicto: la urgencia de alcanzar cuanto antes un pacto nacional del agua que concilie los intereses de todas las comunidades autónomas, los partidos políticos y colectivos implicados y que permita acabar para siempre, lo antes posible, con el expolio que sufre el Tajo y que tiene indignada a toda la sociedad castellano-manchega, sin entrar en el permanente manoseo político del río que se perpetra desde hace décadas. El Gobierno central debe erigirse, en este sentido, en el gran agente impulsor de un acuerdo de Estado que cierre de una vez por todas esta herida nacional.