A estas alturas ya está claro. Nadie o casi nadie fuera de Podemos apoya su actitud de mantener durante meses el bloqueo a los Presupuestos de Castilla-La Mancha y haber provocado la mayor crisis política e institucional en la Junta de Comunidades. Es verdad que el PP como partido de la oposición mantiene un intenso pulso abierto con el Gobierno socialista de Emiliano García-Page, pero la responsabilidad de Podemos y de su secretario general en la región, José García Molina, es mucho mayor, entre otras razones porque la formación morada es la artífice y sostenedora del actual Ejecutivo desde el momento de su investidura hace ahora algo más de dos años. El problema creado es muy importante.

La situación política de la región ahora mismo es insostenible y no está nada claro hacia dónde evolucionará este endiablado escenario que tiene a todo el mundo preocupado en la región. Es posible que finalmente puedan aprobarse los Presupuestos de 2017, bien con apoyo de Podemos o incluso con la abstención del propio Partido Popular, y tampoco se descartan unas elecciones anticipadas en el próximo otoño, pero parece innegable a día de hoy que la gran mayoría de los partidos, colectivos y agentes sociales y económicos de Castilla-La Mancha quieren una salida a las cuentas públicas de la región y están molestos e indignados por esta crisis política castellano-manchega.

La actitud final de Podemos parece, por tanto, decisiva en lo que pueda pasar en los próximos tres meses en Castilla-La Mancha y son muchas las voces que están pidiendo un desbloqueo urgente de la situación y que el Ejecutivo de Page pueda seguir gobernando sin necesidad de un anticipo electoral. García Molina, el líder regional de Podemos, tiene ahora mismo sobre sí toda la presión y todos le están mirando a él tanto a la izquierda como a la derecha. Veremos los próximos pasos que unos y otros van dando a lo largo del verano.