Editorial

Podemos aprovecha el error del PP al insultarles para eludir el debate de presupuestos

15 agosto, 2017 00:00

La presidenta del grupo parlamentario del PP en las Cortes de Castilla-la Mancha, Ana Guarinos, es una brillante y vehemente oradora que a veces se deja llevar por el ambiente y por la creencia que inspira desde hace tiempo a su grupo de que cuantas más palabras gruesas se utilicen contra los rivales más eficaz es el mensaje. Acusar a Podemos de ser un partido de “delincuentes y pederastas” es aproximadamente lo mismo que calificar al PP de ser un partido de corruptos, que es lo que hace habitualmente la formación morada. En ambos casos no puede admitirse la generalización porque, como muy bien ha dicho la portavoz del PSOE en las Cortes, Blanca Fernández, ninguna organización está libre de que se cuele todo tipo de gente, incluso pederastas, pero no por eso hay que calificarlas como tales porque “sería mentira y una falta de respeto”.

Guarinos no acertó con su proclama ya que lejos de reforzar el mensaje que pretendía lanzar contra el pacto de Page y Podemos se ha utilizado como pantalla para ocultarlo. El insulto se convirtió en noticia en vez de serlo los insultados, como intentaba la diputada. Dadas las críticas que ha recibido el pacto y su consecuencia más inmediata, el llamado Nespage, no hace falta que el PP extreme sus críticas cuando corre el peligro de que se vuelvan en su contra.

Pero lo que no es de recibo es que los diputados de Podemos utilicen como excusa las palabras de una diputada del partido que ganó las elecciones en Castilla-La Mancha para no intervenir, e incluso abandonar, una comisión parlamentaria en la que se debate el proyecto de ley más importante del año, el de presupuestos. Es una manera de escurrir el bulto y no entrar en un debate que puede ser pesado, aburrido e incluso falto de interés pero que, antes que nada, es la expresión de los representantes políticos de la sociedad castellano-manchego en el órgano institucional más representativo de nuestra democracia. Es un mal estreno de la nueva diputada y máxima responsable del grupo morado, María Díaz, cuyo partido no ha escatimado insultos a sus rivales cuando lo han considerado oportuno. Y si no que se lo digan al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y los vídeos que lanzaron en su contra apenas hace unas semanas. Y Page no se enfadó tanto con García Molina como Díaz con Guarinos. Al contrario, lo metió en su gobierno.