Editorial

El Tajo, los embalses de cabecera y la guerra del agua como asignaturas pendientes

3 enero, 2018 00:00

Comienza el año 2018 con el río Tajo en un estado lamentable y vergonzoso, tal como ocurrió a lo largo de todo el año 2017. Aparte de los episodios puntuales de mayor contaminación en la provincia de Toledo y de las continuas protestas por el abandono y tratamiento institucional a este río, la permanente situación del Tajo como instrumento de batalla política y territorial en España sigue siendo una asignatura pendiente de nuestra democracia que lleva décadas sin resolverse y que en este 2018 tal vez encuentre un principio de solución mediante el esperado Pacto Nacional del Agua que el Gobierno central está intentando impulsar con todas las regiones y colectivos afectados.

No puede ser que el Tajo siga siendo el único gran río cedente de recursos en España, como ocurre desde hace décadas con el trasvase Tajo-Segura, y que los embalses de cabecera, esta semana en un surrealista nueve por ciento de su capacidad, se mantengan año tras año absolutamente extenuados y vacíos, especialmente en periodos de sequía como el actual, tan perjudicial y prolongado. El río Tajo necesita soluciones integrales y urgentes con el consenso del Estado y de todas las Administraciones públicas y privadas implicadas, de manera que esperamos que este 2018 que acaba de empezar pueda ser el año en el que definitivamente se empiecen a aplicar todas las medidas que sean necesarias para que la condición, naturaleza, situación y circunstancias del río más importante de España mejoren de una manera definitiva y eficaz.

La penosa guerra del agua en España, con el Tajo y el trasvase como principal batalla institucional y territorial, debe acabar de una vez por todas. Es una triste asignatura pendiente de la democracia española y debe resolverse con el mayor acuerdo posible. Castilla-La Mancha ha demostrado históricamente una gran generosidad al respecto y así debe seguir siendo, aunque ha llegado la hora de que un gran Pacto Nacional cambie el rumbo del Tajo y su recuperación global empiece a ser una esperada realidad. La generosidad y el acuerdo han de ser una responsabilidad de todos. El año 2018 debe ser sin más dilación el de las soluciones definitivas.