El bodorrio de Belén Esteban
Belén Esteban se casó el sábado por segunda vez con un tal Miguel Marcos, conductor de ambulancias que al parecer la llevó al hospital tras una bajada de azúcar. Los grandes romances sobrevienen en momentos inesperados. Cupido es caprichoso, los clásicos lo sabían, y lanza sus flechas de amor cuando nadie imagina. Suelen ser las más extrañas parejas luego las más duraderas. El amor es física y química que se formula con elementos complementarios, no semejantes. En este caso, el romance entre la princesa del pueblo y el conductor de ambulancias ha sido premonitorio. El pueblo está enfermo y necesita un conductor que lo lleve, pero no encuentra quién ni cómo. Están todos borrachos en la boda o han encontrado parche. Nadie se ocupa del pueblo moribundo que pide un político que lo gobierne.
Pedro Sánchez es la novia, pues para eso es guapo y ganó las elecciones. Se ha mostrado caprichoso, contumaz, intolerante. Ha pedido que lo apoyen a ciegas, como la zambra de Rafael de León. “Quien va por el mundo a tientas, lleva los rumbos perdíos”. Ha presionado a diestra y siniestra, pero nada, que el chico no sabe. Compuesto y sin marido. La prepotencia y soberbia que muestra y de la que no es capaz de bajarse jugará una mala pasada a él y a España. Las ambulancias tienen ya las sirenas puestas para pasear por Europa.
Que el conductor que elija quien tiene todos los novios del mundo sea el de Bildu, es para quitarle la dote y desheredarlo. Lo que ha hecho en Navarra Sánchez es la huida hacia adelante de quien sólo tiene ciento veintitrés escaños y una incapacidad innata para la negociación. Todos sus conflictos los ha resuelto a golpes. Que pregunten en el partido. Su manual de resistencia es, en realidad, uno de boxeo. Equiparar a Vox con Bildu es de una desvergüenza tan honda y profunda, que da miedo pensar qué tipos de mentes nos gobiernan. Ese argumentario no son capaces de completarlo por falta de coraje. Es tanto como decir que víctimas y verdugos son iguales. Ortega Lara y Josu Ternera en el mismo plato de la balanza. El paraíso que nunca jamás en la vida pensó la ETA que un gobierno de España pudiera aceptar. Paren la ambulancia, que el paciente se muere.
Así las cosas, las negativas de Rivera y Casado caen por su propio peso. Ciudadanos ya pagará lo que tenga que pagar cuando vuelvan las elecciones, pero nadie puede pretender que Rivera dé votos y apoyos a cambio de nada. No es no y Pedro ya lo engañó muchas veces. Casado recuperará apoyo, aunque antes tendrá que unificar la derecha si quiere plantar cara con alguna garantía. Iglesias y el resto esperan las migajas de la boda, bien con un carguito o un indulto. Por eso, Esquerra ya ha dicho que no quiere elecciones nuevas. Al final, va a resultar que la ambulancia la conduce Rufián. No sé qué tienen las princesas que luego nunca aciertan. Que pongan a Belén Esteban de presidenta del Gobierno, que al menos sabe pactar.