El misterio del papel higiénico y las peluquerías
El confinamiento coronavírico se ve amenizado por los memes que llegan de todas partes y demuestran que España es una gran nación que no va a morir nunca, por más que se empeñen sus dirigentes.
El virus nos ha unido a todos, menos a los que no lo estaban de antes y se caerán con el equipo. El sentido del humor es, junto a la responsabilidad de quedarse en casa, el arma más poderosa contra la pandemia. Porque si no, uno se vuelve loco y le da por pensar. De ahí que este encierro de primavera haya que dedicarlo a los dos misterios que asolan las mentes en las últimas horas. Por qué coño cogemos tanto papel higiénico en el híper y por qué ha dicho el Gobierno que abran las peluquerías. Esto requiere un debate amplio para buscar un consenso.
Si algo demuestran las situaciones de crisis, es la finitud del ser humano. El hombre tiene miedo a lo desconocido y no se me ocurre nada más desconocido que la muerte. Uno, que como sabe Illán, es fan de la etimología, ha buscado el origen de la palabra escatología, que deriva del griego y ofrece dos significados: el estudio final del destino del hombre y el estudio de los excrementos. Ambos comparten una misma raíz, aunque distintos términos. De esta forma, existe una primera palabra griega, eskhatós, que significa última; y otra, skatos, que significa excrementos. Las dos comparten el mismo tronco o raíz, probablemente indoeuropeo, y dan lugar a la misma palabra con distintos significados a lo largo de los siglos. Ahí está la explicación, la resolución del misterio. Ante la muerte, lo último, el miedo, directamente nos cagamos. Y no se nos ocurre otra cosa que llenar un carro del Mercadona hasta arriba de papel higiénico. Por más que haya bidé en el cuarto de baño y uno pueda lavarse el culo tranquilamente. También creo que algo de humor negro hay en todo esto. Hay quien dice que humor negro es un pleonasmo y que no cabe otro requiebro a la seriedad que la burla a la muerte. En parte estoy de acuerdo y por eso también digo muchas veces que es Quevedo el más grande y mayor escritor y humorista que vieron los tiempos. Don Francisco se adelantó a cualquier escatología coronavírica y se marcó uno de los mejores libros de la Historia que es “Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha, montón de carne, mujer gorda por arrobas. Escribiólas Juan Lamas, el del camisón cagado”. Primer misterio del tiempo coronavírico resuelto.
El segundo es más complejo y difícil de resolver, la apertura de las peluquerías. Parece que puede tratarse de una medida higiénica o destinada a aquellas personas de movilidad reducida. Puede, no digo no, pero si eso es así, habrán de dotar a los peluqueros del mismo material profiláctico que los sanitarios. Quién coño es capaz de cortar el pelo a más de un metro de distancia. Aparte del origen evidente de la medida en el Coletas, que se pasó la cuarentena por los cojones, Pedro Sánchez luce pelazo y en ocasiones Lady Grecian, como pudimos ver en el segundo de los debates de hace un año, cuando un día después del primero, en el que apareció con flequillo canoso, se presentó negro teñido hasta las puntas. Dios quiera que les vaya a bien a los peluqueros.
Mientras tanto, en este confinamiento inaudito, sólo sé que juntos venceremos y que España es una gran nación.