Evocando a Napoléon
Leo con mucha tristeza la decisión que ha tomado la Plataforma “Río Tajo: Vivo”, emanada de los pueblos ribereños que sufren el esquilmamiento de los pantanos de Entrepeñas y Buendía y el trasvase Tajo-Segura. A la vista de la escasa presencia de manifestantes, de seguidores, de la escasa implicación en la última y en las anteriores concentraciones, poco más de 50 personas, han decidido tirar la toalla después de tres años de esperar y no conseguir captar más gente. Lo dejan hartos de ser cuatro monos.
Napoleón decía que “lo importante no era ganar las batallas, lo más importante era no rendirse”. La frase tiene su miga y hay que desmenuzarla. Ciertamente debe ser desalentador estar metido de lleno en una plataforma o movimiento social similar y que no responda la gente. Que las mismas personas afectadas se conviertan en pasotas y les resbale el asunto. Esta Plataforma, ante la que me descubro por su trabajo, ha soportado la indiferencia, el pasotismo y la desgana de sus paisanos y vecinos. Han paseado algunas decenas de coches entre los pueblos de la zona, han leído manifiestos y poco más. Querían haber ido a manifestarse a Madrid, pero si no son capaces de concentrarse ni cien personas, a dónde van a la capital del Reino. Efectivamente sería hacer el ridículo y entonces es mejor marcharse.
Uno recuerda cómo hace unos años, en la lucha que sostuvimos con la Diputación, Ayuntamiento y Junta de Comunidades sobre el vertedero y la planta de compostaje, que como se sabe, acabo felizmente para nosotros pues prevaleció la razón, la lucha vecinal fue fundamental para ganar. Íbamos los primeros antes que los tribunales de Justicia. Hubo respuesta -que pudo ser más generosa-, pero la suficiente y ganamos la batalla. Pero claro, teníamos motivación, puesto que había respuesta cada vez que escogíamos la calle para exteriorizar nuestra propuesta. La rendición de los políticos llegó inevitablemente.
Aquí, con la Plataforma del Tajo bastante han hecho los hombres con aguantar tres años. Debe ser descorazonador ver que nadie se implica y son cuatro gatos. Todo el mundo necesitamos un estímulo y éste nos lo da, en este caso, el número de seguidores. No obstante, hoy mucha gente actúa así y les importa un comino todo. Se ha perdido el espíritu de lucha. En mi barrio, Valparaíso, el pasado marzo hizo cinco años que se trasladó el vertedero y la planta de compostaje y no lo celebró nadie; es más, como escribí en su momento, la gente ni se acuerda ni tiene ganas de acordarse. Aquí parece que la única memoria histórica que importa es la que yo creo que a estas alturas tenía que estar algo más olvidada, con perdón.
Veremos que da de sí la Plataforma de Toledo. Nos citan cada 19 de mes, a las siete de la tarde, en el puente de la Cava. Y en la convocatoria de junio se celebra el XLV aniversario de la prohibición del baño en el Tajo. ¿Será cierto que no tenemos nada que decir y que estamos más muertos y sucios interiormente que el propio Tajo? Nosotros mismos. Pero aquí cabe aplicar lo que decía Napoleón, porque si nos rendimos se acabó el asunto. Y desde luego, los de Levante u otras regiones de España no nos van a ayudar. Si acaso, al revés.